Día 2
Uaaaaauuuuuuu!!!!!!!
Nos habían dado la habitación en la planta 23 de las 24 que tenía el hotel, así que nuestra cara por la mañana frente a la ventana con todo el océano delante era de una satisfacción absoluta.
Después de un copioso desayuno a base de yucas, bocadillitos de pan de orégano con jamón dulce y zumitos tropicales, salimos a la calle ( a esas horas mucho más animada ) y nos decidimos a coger el bus que nos llevara al Pelourinho, a la Praça de Sé.
Sin demasiados problemas llegamos al centro histórico de Salvador, y tuvimos nuestro primer contacto con ese baile-arte marcial brasileiro que es la Capoeira, y como no, sin tener ni puta idea nos metimos allí a bailar...
Lo primero fuimos a buscar un banco a cambiar dinerillo para empezar a gastar.
En el banco después de esperar mil años a que alguien nos atendiera porque aquello era un cachondeo, nos dicen que por cambiar dinero nos cobran una comisión de 15$, " mmmmm pues va aser que no " , porque pa eso nos salimos fuera a la calle y en casi cualquier comercio te cambiaban dinero al mismo tipo de cambio que en el banco y sin comisión, y así lo hicimos.
Nos cayó un a pequeña tormentilla que la verdad agradecimos porque hacía un bochorno.... pero al momento volvió a salir el sol, allí son muy típicos estos aguaceros de media hora.
Con un coco helado en nuestras manos nos fuimos al Mercado Modelo a empezar a gastar.
Teníamos que coger el Elevador Lacerda para bajar a la Cidade Baixa que es donde estaba el mercado, justo al lado de la Terminal Marítima, pagando creo recordar 10 céntimos de real por utilizarlo.
Pasamos todo el día rulando por la Cidade Baixa y comprando bastantes cositas con un sol abrasador bajo nuestras cabezas, y más sobre la mía que me acababa de hacer las trenzas y estaba más sensible...
Decidimos ir a echar una siestecilla para estar guays por la noche, pero estábamos tan reventadas que la siesta se alargó hasta las 23h., y a esas horas ya nos daba palo levantarnos, arreglarnos e ir a buscar algún sitio para comer ( con las calles vacías y sin el colegón que nos hiciera sombra...), así que nos montamos un pequeño chill en la habita y organizamos la jornada siguiente para aprovecharla bien, teníamos que levantarnos tempranito para seguir viendo la Cidade Alta que nos faltaba, apurando nuestro último día completo en Salvador.
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Uaaaaauuuuuuu!!!!!!!
Nos habían dado la habitación en la planta 23 de las 24 que tenía el hotel, así que nuestra cara por la mañana frente a la ventana con todo el océano delante era de una satisfacción absoluta.
Después de un copioso desayuno a base de yucas, bocadillitos de pan de orégano con jamón dulce y zumitos tropicales, salimos a la calle ( a esas horas mucho más animada ) y nos decidimos a coger el bus que nos llevara al Pelourinho, a la Praça de Sé.
Sin demasiados problemas llegamos al centro histórico de Salvador, y tuvimos nuestro primer contacto con ese baile-arte marcial brasileiro que es la Capoeira, y como no, sin tener ni puta idea nos metimos allí a bailar...
Lo primero fuimos a buscar un banco a cambiar dinerillo para empezar a gastar.
En el banco después de esperar mil años a que alguien nos atendiera porque aquello era un cachondeo, nos dicen que por cambiar dinero nos cobran una comisión de 15$, " mmmmm pues va aser que no " , porque pa eso nos salimos fuera a la calle y en casi cualquier comercio te cambiaban dinero al mismo tipo de cambio que en el banco y sin comisión, y así lo hicimos.
Nos cayó un a pequeña tormentilla que la verdad agradecimos porque hacía un bochorno.... pero al momento volvió a salir el sol, allí son muy típicos estos aguaceros de media hora.
Con un coco helado en nuestras manos nos fuimos al Mercado Modelo a empezar a gastar.
Teníamos que coger el Elevador Lacerda para bajar a la Cidade Baixa que es donde estaba el mercado, justo al lado de la Terminal Marítima, pagando creo recordar 10 céntimos de real por utilizarlo.
Pasamos todo el día rulando por la Cidade Baixa y comprando bastantes cositas con un sol abrasador bajo nuestras cabezas, y más sobre la mía que me acababa de hacer las trenzas y estaba más sensible...
Decidimos ir a echar una siestecilla para estar guays por la noche, pero estábamos tan reventadas que la siesta se alargó hasta las 23h., y a esas horas ya nos daba palo levantarnos, arreglarnos e ir a buscar algún sitio para comer ( con las calles vacías y sin el colegón que nos hiciera sombra...), así que nos montamos un pequeño chill en la habita y organizamos la jornada siguiente para aprovecharla bien, teníamos que levantarnos tempranito para seguir viendo la Cidade Alta que nos faltaba, apurando nuestro último día completo en Salvador.
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