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domingo, 11 de febrero de 2007

Salvador de Bahía. Cidade Alta, Pelourinho

Día 3

Hoy tocaba la Cidade Alta, así que cogimos de nuevo el bus hacia Praça de Sé, pero esta vez no bajamos por el Elevador sino que nos quedamos en la parte de arriba.



Empezamos a recorrer las calles empedradas y coloridas del Pelourinho, el centro histórico de la ciudad, proclamado Patrimonio Mundial por la Unesco.


Es el mayor patrimonio arquitectónico barroco de América Latina, nos remite a los tiempos en que Salvador era la capital de Brasil. Entre iglesias, fortalezas y monumentos se cuentan casi 500 edificaciones (365 iglesias, una para cada día, una para cada santo).


A nosotras sólo nos dio tiempo de ver 3 o 4!!!


Nos llevó toda la mañana recorrernos las principales calles, calles con una historia negra pues era donde la minoría blanca ató a miles de esclavos para torturarlos con el látigo, mientras la ciudad crecía gracias a sus trabajos forzados.


Mientras paseábamos vimos un teleférico que nos llevaba a la parte baja y lo pillamos, pero cuando llegamos abajo queríamos desaparecer del mapa, el barrio no inspiraba ninguna confianza y no había ningún turista por ningún lado, así que ya tardábamos en irnos de allí cagando leches.



Nos metimos en el primer bus que vimos y nos hizo un recorrido de casi una hora por unas favelas que tela marinera, menos mal que íbamos dentro porque a ver quién tenía cojones a bajarse por esas zonas!!

Entre las callejuelas por las que íbamos, entre que el bus que iba de rally y cada vez que pillaba un bache nuestras cabezas acababan en el techo, y entre el notas que teníamos al lado con cara de baboso que no hacía más que pedirnos besos, la excursión se hizo muy entretenida, para que queríamos nosotras a un guía!!! esto seguro que no lo habríamos visto!


El bus nos dejó en el Shopping Barra, y nos dimos un garbeo por el centro comercial. Yo acostumbrada a las Glorias, la Maquinista y el Diagonal Mar, cuando vi aquello flipé, vaya pedazo de centro comercial. Veníamos de ver la mayor pobreza de la ciudad y ahora estábamos en la zona mas pijeras con todos los ricachones, demasiado contraste. En Brasil es muy acusado ese contraste, tal vez por eso haya tanta delincuencia y tantos civiles, adultos y niños, armados por la calle.

Cogimos otro bus de nuevo al Pelourinho para comer, y fuimos a una terracita a comernos un platazo de camarones, donde los timbales y los berimbaos de los Olodum nos amenizaron la comida con sus ensayos. Que buenísimos estaban aquellos camarones!!!!
Mi amiga se quería hacer las trenzas así que fuimos a la plaza donde se ponían todas las trenceras a mirar precios. Fuimos a dar con la más cachonda de Salvador, Mona Lisa, así se llamaba el travelo que se las hizo, y era un cachondeo total.

Tardo en hacerle toda la cabeza ( llevaba el pelo por los hombros ) 6 horas, sí 6 horas, desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche, como era martes ( son como aquí los viernes o sábados ) habían montado un escenario con música en directo y un montón de puestecitos para tomar unas caipirinhas, y la "tía" cuando le daba el venazo dejaba a mi amiga ahí sentada con todas las greñas en la cara y se iba a bailotear por la plaza, y al ratazo venía como si nada y seguía con su tarea, vaya cachondeo llevaba!!!


En esas 6 horas me recorrí todos los puestos de la plaza, y ya me sabía de memoria los souvenirs de cada tienda, y encima no paraba de quitarme bahianos pesaos de encima, porque hay que ver lo pesaos que son.

Cuando por fin acabó de hacerle las trenzas, fuimos a comernos unos pinchos y a pegar unos bailoteos.

Nos encontramos con los chicos de Madrid que vinieron con nosotras en el avión y a su colegón bahiano que habían conocido la noche anterior y lo habían "secuestrado" como guía para toda la semana, y se unieron con nosotras a la fiesta.

Fuimos a la calle del Regaee y entramos a un garito, que porque íbamos acompañados del bahiano que si no no hay cojones a entrar, no había ni un guiri, sólo nosotros, y se nos quedaban mirando con cara de " de dónde habrán salido estos ?? ", afortunadamente nadie se metió con nosotros y nos tomamos unas cuantas copas a ritmo de Bob Marley.

Hicimos rutilla de bares y acabamos en Barra tomando la última, tuve un pequeño percance con un bahiano desgraciado pero enseguida entré al Sol Barra que es donde estaban los chicos alojados y salió el de seguridad a socorrerme, porque de los que iban conmigo ninguno se había enterado de nada de la papa que llevaban...así que con toda la yusca y yo con un mosqueo que te cagas volvimos a nuestro hotel a dormir la mona.




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