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sábado, 25 de julio de 2015

Llegando a Bangkok, empieza la aventura

Día 2



Aterricé en Bangkok a las 8 de la mañana, y nada más bajarme del avión me recibió una lluvia torrencial que me recordó que no había escogido la mejor fecha para viajar al sudeste asiático, puesto que venía en el inicio de temporada de lluvias ( de junio a septiembre ).
Aunque eso no quitaba que en esta época el calor fuera insoportable, y que eso sumado a la gran contaminación hiciera que costara hasta respirar...Bienvenida a Tailandia.

Lo primero que hice tras recoger mi mochila es comprar una tarjeta SIM tailandesa para poder llamar a España y por si tenía que hacer alguna llamada nacional, no quería tener que utilizar mi móvil español para luego no tener sorpresas con las facturas, así que sólo lo utilizaría para cuando hubiera wifi.

La persona que me atendió en la tienda del aeropuerto era bastante desagradable, y como era la primera persona tailandesa que veía, bueno la primera fue el policía del control de pasaportes pero igual de amable por cierto, empecé a pensar en el slogan de Tailandia " El país de las sonrisas", vaya me debe de haber tocado ese par de mal fo... que siempre rompe la regla.

Total que no se entendía conmigo y me vendió una tarjeta con 15 baths en llamadas por 240 baths, cuando yo lo quería eran sólo llamadas, pero bueno allí mismo la pusimos en el móvil para comprobar que funcionara, y enseguida me largué de allí a por el siguiente objetivo: un mapa.

Ya me había reservado por Internet el alojamiento en Bangkok los días previos al viaje, y lo había hecho en el Lucky House, grave ERROR por cierto, era el peor hotel en el que había estado en mi vida ( en el último día en Bangkok explico el principal motivo ).

Estaba en la zona de Khaosan Road, en la calle mochilera por excelencia de Bangkok.

Mientras miraba bien la dirección en el mapa se me acercó un chico alemán igual de perdido que yo y que casualmente también iba para Khaosan , casualmente es un decir porque en realidad todos los mochileros vamos al mismo sitio, así que decidimos coger un taxi a medias que nos salió por unos 250 baths cada uno.
No era la opción más barata, desde el aeropuerto se puede coger el metro hasta Phaya Thai y de ahí coger un taxi o tuk tuk hasta Khaosan, pero yo por lo menos con lo reventada que estaba de los dos vuelos y la excursión por Dubai, quería llegar cuanto antes al hotel.
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Para coger un taxi en el aeropuerto hay que sacar un tiquet de una máquina que hay en el mismo parking de taxis, este tiquet tiene un número que es el número del taxi que nos ha tocado, hay que buscar el número entre toda la fila y listo, no tenemos que negociar nada, porque las negociaciones en los taxis aquí en Bangkok siempre son desfavorables para los viajeros, por lo que hay que exigir siempre que nos pongan el taxímetro.

En una media hora más o menos llegamos a Khaosan, y me despedí de mi fugaz amigo alemán.

Cuando llegué al hostal, el Lucky House, ooooooh dios!! Las habitaciones parecían celdas de una cárcel tailandesa, habían bichos corriendo por el suelo, sábanas y paredes llenas de lamparones y un olor asquerosamente raro. Me arrepentí al momento de haberlo reservado, pero ya había pagado por adelantado por las tres noches que iba a estar allí, así que me tuve que aguantar.

Nada más llegar tuve que dormir, porque en las dos noches previas, mientras había estado volando no había descansado nada y ya no podía más, así que volví a ser persona a media tarde.

Una vez recuperada y refrescada me fui a la calle Khaosan a conocerla en persona y lo primero a comer algo.


En Khaosan Road y alrededores se puede encontrar de todo a casi cualquier hora, puestos de comida, tiendas, masajes, tatuajes, restaurantes...

El primer plato tailandés que probé fue el Pad Thai de pollo con camarones, riquíííííííííiííísimo y baratísimo!!!!

Tras la comida ya estaba lista para el siguiente objetivo del día: recoger el billete de tren de Bangkok a Chiang Mai que había reservado y pagado días antes a una agencia tailandesa online.

Esta es la única manera de poder conseguir el billete con antelación, ya que la propia estación no dispone de página web para poder reservar, así que previamente me puse en contacto con Thailandtrainticket.com y reservé el billete con ellos.
Hay varias opciones de recogida, te lo envían al hotel en el que estés o lo vas a recoger tu mismo a la agencia , esta última era la más barata y es la que escogí yo.

No tenía mucha idea de cual sería la mejor manera para llegar hasta la agencia, así que medio la ubiqué en el mapa e intenté que me llevara algún taxista o tuk tuk, pero ninguno parecía entender el mapa...
Me empezaba a desesperar, no tenía que ser tan difícil para un taxista orientarse en su propia ciudad no????? pues parece que en Tailandia si lo era, o por lo menos esta dirección si...



Así que finalmente decidí que uno me llevara directamente a la estación de Hua Lumpong, que eso si que sabían donde estaba.

El trayecto desde Khaosan hasta la estación en el taxi me salió por unos 50 baths con el taxímetro puesto, si se negocia sale por mínimo 100 y un tuk tuk más o menos por el mismo precio, así que las negociaciones mejor dejarlas para los mercados.

Desde allí cambié el taxi por el metro en dirección a Lumpini que era la zona donde estaba la dichosa agencia.


Al salir llegué al parque Lumpini, famoso por ser el pulmón de Bangkok y donde montones de tailandeses vienen a practicar yoga, taichi y toda clase de deportes.


Me tomé un respiro en el parque y seguí mapa en mano, en mi búsqueda de la agencia de viajes.

Me costó lo mío llegar, pero tras casi una hora dando vueltas y preguntando a todo el que veía al fin la encontré y recogí felizmente mi billete de tren para Chiang Mai, para de aquí tres días..

Objetivo cumplido. Llegado a este punto ya me había dado cuenta de que aquí la gente aunque no tenga ni idea de donde está algo siempre amablemente te indican hacia una dirección, que tanto puede ser a donde quieres ir como a donde no.

Emprendí el camino de vuelta de nuevo en metro. El billete me costó 21 baths ( no llega a 1€ ), y era una moneda de plástico que hay que guardar bien porque se necesita para salir.


Me fui dirección Hua Lumpong, para desde allí coger un tuk tuk y luego un barco que me llevara de vuelta al punto base de Khaosan.




Sabía de antemano que los tuk tuks no eran la mejor manera de moverse por Bangkok, porque son bastantes más caros que los taxis, pero decidí por lo menos montarme una vez en él, así que negocié precio con uno para que me llevara a la parada de barcos más cercana del Chao Phraya, a Si Phraya Pier.



El billete cuesta unos 15 baths dependiendo del tipo de barco que elijamos y que se diferencian por los colores de la bandera que llevan en su proa. 









En algunas paradas compras el billete allí mismo y en otras se hace directamente en el barco.


Es una buena manera de recorrer Bangkok, rápida, barata y muy recomendable sobre todo al caer el día, perfecto para regresar a "casa" e ir contemplando los templos en la orilla del río a su paso.



Eso sí se va bastante apretado en casi todos los trayectos.





Pasé por delante del  Kanlayanamit,


y del Wat Arun, que visitaría en unos días.



De nuevo en Khaosan tocaba ir a buscar la cena y me costaba decidirme entre tanto pincho, tanto fideo y tanta olor a brasa por allí, mmmmmmmmmm, que bien olía todo!!




Todo estaba buenísimo y cené de pinchos callejeros de maravilla, luego me fui a una terracita a la vecina calle Rambuttri a tomar algo al "fresco" si es que se podía estar fresco en este país...

Acabé en un lugar en el que conocí a un italiano, el cual el día anterior había conocido a un americano que se juntó a nosotros más tarde, y en la mesa de al lado había un holandés que también se acabó uniendo.
Total que acabamos siendo un grupo de lo más variopinto, compartiendo historias viajeras. Y allí entre tragos y risas pasamos un rato muy agradable mientras fuera caía un chaparrón de la ostia.


Suerte que estábamos a cubierto pero cuando paró de llover y salimos a la calle esta se había inundado y había que ir caminando descalzo, muy refrescante y divertido pero teniendo en cuenta la suciedad de las calles, las miles de cosas extrañas que flotaban en ellas y las heridas abiertas que llevaba en los pies de los pateadones pues no me hacía mucha gracia la verdad, pero no había otra opción.

La calle Rambuttri en la que nos encontrábamos es la paralela a Khaosan, y es bastante más barata que la famosa mochilera, es practicamente igual, con restaurantes, masajes, compras y tragos.


La bebida es bastante barata y con estos precios y estos cócteles no me pude resistir, así que me tomé un par en un local justo enfrente del hostal, en el Clandestino.



Para el día siguiente pretendía madrugar e ir a ver templos, así que me fui pronto a dormir a mi "maravilloso" hostal.

Mis primeras impresiones de Bangkok fueron calor agobiante, demasiado tráfico y contaminación, buena comida y buenos precios, taxistas perdidos y gente mochilera de lo más variada.

Buenas impresiones al fin y al cabo. Me gustaba donde estaba, me gustaba Tailandia...


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sábado, 18 de julio de 2015

Dubai en un día. Dubai Marina, Burj Al Arab Jumeirah, Dubai Mall, Fuente de Dubai y Burj Khalifa

Junio-Julio 2015


Tailandia era mi próximo destino para estos veintipico días que tenía de vacaciones, así que tras un año difícil decidí emprender este viaje en solitario, en busca de templos y de playas de ensueño, de monjes llenos de sabiduría y de sabores nuevos, Tailandia, el país de las sonrisas, era el lugar perfecto para intentar volver a sonreír...

Después de mucho mirar por Internet diarios y rutas de otros viajeros, y considerando realmente mis intereses y modificándolo a mi antojo, me creé mi propio itinerario, que fue el siguiente:




El vuelo, que era lo único que había reservado para este viaje, junto con las primeras noches en Bangkok, lo hice con Emirates vía Dubai, así que aproveché la escala y decidí pasar el día entero en los Emiratos Árabes.






Día 1

Llegar al aeropuerto con mi mochila en vez de con el uniforme con el que lo hacía cada día me hacía tremendamente feliz, por fin ahora iba yo a ser la pasajera y a volar y conocer nuevos paisajes, empezaban mis vacaciones siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!

Volar con Emirates ha sido toda una magnífica experiencia! Los aviones son bastantes cómodos, este trayecto concretamente lo hice en un Boeing 777 y fui muy a gusto en la salida de emergencia que me había bloqueado antes ( ventajas de trabajar en el aeropuerto...).

Al poco de despegar, nos empiezan a ofrecer cosas, lo primero unas toallitas calientes y húmedas para que te limpies las manos, y seguidamente te pasan el menú en el que tienes que elegir entre los dos segundos que hay, normalmente carne o pescado.

Un menú que en el panfleto que te dan parece digno de un banquete de boda, en mi vuelo era el siguiente: de aperitivo pollo a la plancha con ensalada de alubias mixtas, luego el plato principal a elegir entre pollo asado con pesto servido con peperonata (pimientos estofados), una cremosa polenta y brócoli salteado, o ragú de cordero con salsa de granada y albaricoque, arroz al azafrán y cremosas espinacas con alcachofas, de postre mousse de chocolate servido con compota de cerezas, y vinos y bebidas alcohólicas gratuitas de libre elección.

Parece muy suculento pero la hora de la verdad no deja de ser comida de avión, aquí tenéis el maravilloso ragú de cordero.
Menos mal que con dos botellitas de vino ya se ve de otra forma...


En las casi 7 horas que dura el vuelo, me distraje como pude con todo el arsenal de entretenimiento que ofrecen a bordo: películas, series, música, juegos...

Y así pase las horas hasta aterrizar en la sofocante y ultramegamoderna Dubai.

Los primeros habitantes en los Emiratos Árabes datan del año 1833, cuando unos 800 miembros de la tribu Bani Yas, dirigido por la familia Maktoum, se asentaron en el Dubai Creek.

Los Maktums se dieron cuenta de la importancia que tenía aquel lugar por su estratégica localización y el potencial del puerto que convirtieron Dubai en un centro de comercio, pesca y recolección y envío de perlas.
En el siglo XX Dubai se había convertido en un puerto lleno de movimiento e ingresos.

En 1971, Dubai, Abu Dhabi, Sharjah, Ajman, Umm Al Quwain, Fujairah y posteriormente Ras Al Khaimah formaron los Emiratos Árabes Unidos.



























En 2015, el aeropuerto internacional de Dubai ha sido declarado el de más trafico de pasajeros internacional del mundo.

Así que con ese dato, y con el lujo con el que lo hacen todo, llegar al aeropuerto fue todo un espectáculo con tanta palmera y tantas cintas y tanto de todo y distancias enorrrrrrrrmes....



Dubai es una ciudad muy moderna, y que sigue creciendo a un ritmo impresionante, aquí todo va a lo grande, desde el edificio más alto del mundo, al centro comercial más grande del mundo, o a los coches, perfumes y joyas más caras del mundo.

Bueno, lo primero era pasar el control de pasaporte, donde gratuitamente me expidieron un visado válido para mi corta visita de unas horas en Dubai.

Una vez hube cambiado algo de Dirhams en el aeropuerto y hube conseguido un mapa, me dirigí a coger el metro, muy bien comunicado con el centro de la ciudad.

En el metro hay claramente identificados vagones exclusivamente para mujeres, así que si eres hombre más vale que mires bien donde te metes o te expones a una multa de 100 Dirhams.


En el mapa, todo parecía relativamente cerca, de una parada a otra de metro pensaba que podría ir andando, pero en cuanto salí por la primera y comprobé las distancias, oooooh dios!!! Primero hacía muchísimo calor y humedad, y con casi 45 grados yo por lo menos no puedo pensar...segundo tooooodo está muy lejos y cruzar las carreteras que las hay a millones es toda una odisea porque no se cruza por donde uno quiere sino por donde se puede hacer sin jugarte la vida.



Está más diseñada para recorrerla en coche que andando.

Pues la primera parada fue Dubai Marina, o el nuevo Dubai. Su puerto deportivo es totalmente hecho por el hombre y ha sido desarrollado por la empresa inmobiliaria Emaar Properties de Emiratos Árabes Unidos.
La primera parte de Dubai Marina cubre 25 acres, con edificios como Dubai Marina Towers y 64 villas de lujo conectadas. La segunda parte consiste en más de 200 edificios de gran altura como el Majara Towers y las torres gemelas Al Sahab.


Cuando finalice será el mayor puerto deportivo construido por el hombre del mundo (el actual puerto deportivo más grande es Marina del Rey en California, EE. UU.).


Yo pretendía llegar desde allí a la Palmera Jumeirah, que aunque no la pudiera ver desde arriba por lo menos poder visitarla, pero de nuevo las distancias y el calor abrasador bajo mi cabeza me hizo cambiar de opinión, así que me cogí un taxi y le pedí que me llevara a la playa del famoso hotel vela, el Burj Al Arab Jumeirah.

Los taxis aquí son baratos, así que aunque las distancias estén a tomar por c..., no cuesta mucho dinero llegar a ellas, y encima vas fresquito!



El Burj Al Arab Jumeirah stá situado en el mar, sobre una isla artificial localizada a 270 metros de la playa en el Golfo Pérsico, la cual está conectada a tierra firme mediante una calle.
No se puede visitar a no ser que se tenga una reserva en el hotel, osea que se hayan pagado los 1.200 euros que vale como mínimo una noche en la habitación más sencilla, o los 8.000 de la Royal Two-bedroom Suite, la más lujosa.


En la playa, la Sunset Beach, no había mucha gente, cuatro turistas en bikini tomando el sol y algunos más echando fotos al hotel, estar en la playa, con el sofocante calor y con el agua calentita en tus pies y no poder bañarte era una tortura, por lo menos para mí, y como no era plan de irme al avión luego con toda la sal, eché las cuatro fotos y me fui de la playa, en dirección al Dubai Mall, necesitaba urgentemente algo de fresco!!!

Una vez allí, con el fresquito del aire acondicionado, ya pude volver a pensar, y lo primero que hice es ir a comer algo.
Hice un rico bocadillo rápido en una panadería, y me dispuse a recorrerme el centro comercial.
Me resulta un poco patético tener que decir que hice un recorrido por él, cuando en realidad lo que quería era hacerlo por la ciudad para ver cosas, pero como ya he dicho en la calle no había ni un alma, y era un crimen pasear por ella.

Así que con el mapa en la mano intenté orientarme en el centro comercial más grande del mundo.

Lo primero que vi fue el Dubai Aquarium, tremeeeeeeendo acuario!!


Aquí es donde está el tanque suspendido más grande del mundo y en el que se pueden hacer mil cosas dentro, desde ver a través de un túnel las más de 33.000 clases de animales acuáticos que hay, o hacer inmersiones para verlos más de cerca, o incluso bajar en jaulas al agua para ver los tiburones tigres de arena, entre otras muchísimas experiencias que se ofrecen en el interior.


Si no se paga entrada lo único que se ve es la gran cristalera que tiene por la que se pueden ver perfectamente los peces, increíble por eso, porque para algo es el acuario más grande del mundo, por supuesto...


Seguí paseando al fresquito por el centro comercial y acabé en un extremo donde estaba el Burj Khalifa, el edificio más qué??? más alto del mundo claro!


Echarse cuatro fotos bajo ese sol era perder tres kilos, y coger sus 828 metros de altura tarea difícil. Si se desea hay unos "fotógrafos" que te sacan unas fotos envidiables con sus cámaras, pero yo preferí desplegar mi trípode, ajustar bien el objetivo y correr!. Cuando una viaja sola quién le va a hacer las fotos? sí, se le puede pedir a alguien que te la eche, pero en vistas de que nadie me cogía el edificio entero era mejor la opción del trípode, que junto con el palo selfie se convirtieron en mis mejores amigos durante el viaje.


Justo bajo el edificio más alto del mundo que encontramos??? pues la fuente más grande del mundo.
La Fuente de Dubai mide 275 metros de longitud y cuenta con 6.600 focos y 50 vídeo proyectores para iluminar el agua. Sus impulsores son capaces de lanzar el agua a más de 150 metros de altura.



Allí estaba a punto de empezar el espectáculo, así que perdí otros tres kilos mientras lo veía. Muy bonito por cierto, imagino que de noche tiene que ser más espectacular, porque añaden colores pero bueno, bonito y recomendable de todas maneras.

Se realiza todos los días a las 13 y 13:30, y luego desde las 18 hasta las 23:30 cada media hora.

En cuanto acabó me fui corriendo de nuevo al interior del centro comercial, y decidí hacer algunas compritas, porque en Dubai también había cosas económicas aptas para todos los bolsillos.




Llegué de casualidad a ver la gran pista de hielo, con dimensiones olímpicas.


 Me hizo gracia esta tienda de imagen y sonido en la que en sus televisiones estaban emitiendo vídeos de turismo a Barcelona, pues yo prefiero Dubai!!!


Paseé por la zona de los cines,

 y llegué a tiendas en las que se exponían sin miedo varios coches de lujo.







Una vez recorrido algo del centro comercial más grande del mundo, ya se había hecho media tarde, y aunque todavía me quedaban unas horas hasta coger el avión a Bangkok, decidí emprender el camino al aeropuerto, porque no me daba tiempo de ver mucho más por Dubai, habiendo conocido las enormes distancias entre los principales puntos de interés y el HORRIBLE calor que hacía

 Así que de nuevo cogí el metro para llegar al aeropuerto, y para llegar a él existen unos túneles que recorren la ciudad que tienen aire acondicionado y cintas transportadoras, para que te puedas recuperar un poco de tus paseos al sol.

Mientras, vas viendo a tu paso como Dubai sigue creciendo, y siguen construyendo edificios y más edificios, y además los acaban prontísimo no como en España, aquí por ejemplo el Burj Khalifa de 828 metros lo construyeron en 6 años, y desbancó al que antes tenía el récord de más alto, el rascacielos Taipei 101 de 508 metros, y que tardó en su construcción apenas 5 años.



En el metro las vías están protegidas de accidentes y de suicidas, y sus puertas sólo se abren cuando el vagón está bien alineado.

 Una vez en el aeropuerto, toca esperar para el siguiente vuelo que también hacía de noche y que me dejaría en Bangkok a primera hora de la mañana.



Y por fin llegó el momento de embarcar en el avión que tantas ganas tenía de coger, el impresionante Airbus 380, con dos plantas y con capacidad de 500-550 pasajeros. Para una empleada de una compañía aérea como yo, este avión era como el sumum del sumum, el rey de los aviones.
Lo veía despegar cada día del aeropuerto de Barcelona, y siempre me sorprendía con la majestuosidad con la que lo hacía, lo despacio que iba cuando se iba elevando e iba cogiendo altura. Ahora por fin lo iba a sentir en mis propias carnes, qué emoción!

Por dentro, como en el Boing 777 en el que había hecho el trayecto de Barcelona a Dubai, se podían ver las cámaras conectadas al avión, y contemplar el despegue como si estuvieras en cabina, impresionante!!!


Estaba encantada con el vuelo, y al poco de despegar nos empiezan de nuevo a repartir las toallitas de rigor y nos pasan el menú, en este caso había: de aperitivo un salmón cocido con ensalada de fideos, de plato principal a elegir entre pollo a la plancha con tomate y salsa de cebolleta servido con arroz pilaf y verduras, o un bacalao agridulce con verduras blanqueadas y arroz jazmín, y de postre un pastel de mousse de chocolate y naranja servido con natilla de vainilla.

Elegí el bacalao y no fue la mejor opción, pero bueno de nuevo con un par de vinos todo se veía diferente...

Y tras la cena a dormir un poquito que el día me había dejado reventada y en unas horas llegaba por fin a Tailandia!!!