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domingo, 10 de enero de 2016

Buceo en Koh Tao, Pura Vida

Días 18 y 19

Desde qué emprendí mi viaje por Tailandia me había planteado para mi último destino sacarme el título de Open Water Diver, y tras mirar las opiniones de otras personas en Internet decidí sacármelo en el Pura vida, una escuela de buceo de habla hispana formada por profesionales y sobretodo por muy buena gente.

Su centro se encuentra muy cerca del puerto, así que no hay problema para encontrarlos al llegar a la isla.
Lo mejor de sus cursos es que todas las inmersiones son en el mar ( nada de clases en piscinas ), y las clases teóricas se hacen al aire libre tumbados en cojines tailandeses, qué más se puede pedir??


Reservé con ellos días antes de llegar a Koh Tao, el curso consistía en 4 días de clases teóricas, 4 inmersiones en mar abierto, material y alojamiento incluido por unos 230€.



Los bungalows,  los"Viewcliff" se encontraban a unos metros de la escuela y del puerto, así que la ubicación era perfecta. 

La única pega que tuve con ellos fue que no estaban muy limpios la verdad y que al tener la ventana rota se me colaban los bichos y me llegué a encontrar alguno que otro en la cama, situación nada agradable por cierto pero por lo demás, todo bien.

Su exterior era casi perfecto, no tenían hamaca en la entrada pero tenían un banquito muy apañao y una cuerda para tender. Y justo enfrente habían unas mesas redondas de piedra ideales para sentarse a media tarde a estudiarse el manual o compartir historias con mis vecinos.



Los días se distribuían en clases teóricas por la mañana e inmersiones por la tarde.

Como he dicho la escuela estaba a 5 minutos del puerto, así que apenas teníamos que bajar un par de calles para montarnos en el barco.
Cada escuela tiene el suyo propio y hay que ir subiendo los equipos y cruzando embarcaciones hasta que llegas al tuyo.




Una vez en el barco toca poner en práctica las explicaciones de la mañana y montar tu propio equipo.

Tu integridad está en juego, así que tienes que montarlo todo con sumo cuidado y haciendo todas las comprobaciones pertinentes para asegurarte de un buen buceo sin problemas por fallo en el montaje o despistes, si vienen problemas que sean imprevistos y no por culpa nuestra.


Con el traje listo y con las pruebas hechas con el compañero de buceo toca lanzarse al agua.

La primera vez nos hicieron dar unas vueltas al barco para comprobar que sabíamos nadar, y superada la primera prueba empezamos las clases prácticas.

En mi grupo había muy buen rollo la verdad, y la profesora que nos tocó, Sara, era un encanto, así que las clases se hacían en un buen ambiente tanto con la gente como con el nuevo medio.

Las dos primeras inmersiones eran a poca profundidad, para familiarizarse con el equipo debajo del agua y hacer ejercicios varios como quitarse la máscara sin salir a la superficie, coger el regulador desde varias posiciones por si se nos escapa, compartir oxígeno por si a nuestro compañero se le ha acabado, etc.

Ahí ya empecé a flipar cuando varios peces se nos empezaron a acercar, peces diferentes para mí, de colores variados, de diferentes tamaños...qué pasaaaaaaaaadaaaaaaa!!!

Las otras dos inmersiones, si habías superado con éxito las primeras y habías conseguido hacer todos los ejercicios, eran simplemente para disfrutar con aquel increíble fondo marino.

Los días se dividían entre inmersiones y contacto directo con el mundo marino, clases teóricas en cojines de colores y paseos por la playa con el libro en la mano. El último día me esperaba el examen teórico y había que aprobar si o si para obtener el título de Open Water Diver.



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