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miércoles, 21 de octubre de 2015

Maya Bay, Phi Phi Islands

Día 11

Otro día más lo primero que hice fue asomarme a la ventana y...joder! otra vez nublado! Vaya mierda, hoy tenía especial interés en que el día fuera soleado para poder ver las playas de Phi Phi Islands en todo su esplendor y otra vez el clima se ponía en mi contra.

La excursión me había salido en oferta por 900 baths, unos 23€, y me incluía todo, el barco a diferentes islas, comida y bebida, y varias paradas para hacer snorkel.


Bien temprano me recogió en mi hotel una furgoneta la cual llevaba ya algunos viajeros, y siguió recogiendo gente hasta llegar a la playa que hay al lado del puerto, donde ya habían otro montón de personas esperando. 

Al llegar nos pusieron una pulsera de un color a cada uno, y que servía para diferenciarnos entre los diferentes grupos que saldría ese día a diferentes islas.  
A mi me toco la naranja, y con el rabillo del ojo iba buscando al resto de pulseras naranjas de mi grupo, los cuales eran todos japos y tres chicos portugueses.

Una vez todos los grupos hechos, vinieron las presentaciones por parte de los guías y las explicaciones de lo que íbamos a visitar durante el día. 

Tras meternos un poco de miedo al decirnos que la excursión se podría cancelar en cualquier momento debido al mal tiempo, iniciamos la misma en el puerto donde nos montamos en el barco que nos iba a acompañar el resto del día. 


Mientras navegábamos rumbo a la Maya Bay, conocí mejora a los tres portugueses, muy majos por cierto y que casualidades de la vida eran compañeros de profesión, así que pasamos el resto del día juntos.


Cuando llegamos a la famosa Maya Bay, donde se grabó la película "La Playa" de Leonardo di Caprio, se nos abrió la boca de una manera impresionante, que booooooooooooonita era aquella playa!!


Desde el agua se veía increíble pero una vez en la arena era mucho mejor!!!


Aunque no acabó haciendo un sol espectacular si que se dispersaron un poco las nubes, y a ratos pude contemplar esas limpias y cristalinas aguas atravesadas por los rayos del sol. 


La putada es que a esas horas estaba atestada de gente y hacerse un selfie sin que saliera un chino detrás era misión imposible. Pero aún así pude disfrutar de lo lindo de aquel paisaje tan espectacular.


No nos dejaron apenas tiempo en la playa, solo el necesario para hacer cuatro fotos y entrar y salir del agua. Es lo que no me gusta de las excursiones organizadas, que van todo como borregos con el pito en el culo, y yo estoy de vacaciones joder! Un poco indignada regresé al barco y de allí nos llevaron a un lugar entre las montañas para darnos unos baños y hacer snorkel.

Seguimos hacia la siguiente isla, donde nos esperaba el buffet libre, y mientras navegábamos atravesábamos las escarpadas e impresionantes montañas,


y la isla de los monos, donde montones de estos animalillos se juntaban en la orilla para recoger la comida que les tirábamos desde el barco.


En la isla  en la que nos dejaron para comer, paso otra vez lo mismo, al terminar no nos dió apenas tiempo de echar un bañito ni nada que ya nos llevaron hacia el siguiente punto, en este caso otra vez para bañarnos y hacer snorkel.

Y como ya es habitual que me pase en casi todos mis viajes playeros, la cámara acuática que me llevé de esas de carrete de hace unos cuantos años, se jodió y me quedé sin fotos submarinas, una puuuutada porque había visto un montón de peces raros y de todos los colores...

De nuevo en el barco fuimos a por la siguiente y última isla, en la que aquí si que nos dejaron bastante tiempo libre y cada uno lo empleó en lo que quiso, en siesta debajo del árbol, o bañito en las cálidas aguas, o paseos por las rocas.


La excursión acababa y al regresar a Ao Nang quedé con los portugueses más tarde para ir a cenar y tomar algo. 

Fuimos a los puestecitos del paseo donde había ido el día anterior y de nuevo cené suuuuuuper bien, un arroz con pollo acompañado por un zumito natural de coco y piña, mmmmmmmm.

Tras la cena fuimos a por unos combinados y a dar un paseíto por la playa.

Recuerdo esa noche con mucho cariño, los cuatro sentados frente al mar cada uno con su coctelillo, contemplando la luna y compartiendo historias, día y noche perfectos!



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domingo, 11 de octubre de 2015

Railay Beach, Ao Nang

Día 10

Hoy tocaba playa, así que me desperté bastante rápido y me fui corriendo a la ventana a ver que día hacía. Mierda, estaba nubladísimo y a punto de llover...me quedaba sin ver esas aguas tan claras y cristalinas típicas de esa zona, por lo menos ese día.

En fin, ante las inclemencias del tiempo poco se puede hacer, así que decidí igualmente pasar el día en la playa pero en la de Railay Beach, ya que la de Ao Nang no tenía nada de especial.


Compré el billete en la caseta que hay justo en la curva donde empieza el paseo, y al empezar a navegar por aquellos parajes me sentí como una viajera a la que van a soltar en una isla solitaria donde tiene que sobrevivir y buscarse la vida, al más puro estilo "Aventura en pelotas".

Fuimos navegando y dejando atrás otras playas antes de llegar a Railay.



La sensación de tener toda la playa para mi sola era increíble, así que a pesar de las nubes, aproveché para darme unos baños, el agua estaba a una temperatura ideal y por lo menos hoy no pasaría el calor sofocante de Tailandia que llevaba pasando estos últimos días.




Que gustazo tener toooooooodo aquel paisaje para mi.


Con el "modo aventurero" puesto en mi cerebro decidí pasar a la playa de al lado, para lo que tenía que atravesar la pequeña montaña que las separaba.
Y no hace falta ser Boy Scout o concursante del "Aventura en pelotas" para poder hacerlo, hay una cuerda atada a un lateral que permite pasar al otro lado sin matarte en el intento.


Cuando llegas es igual de bonita y solitaria que la vecina.


Me la recorrí entera de punta a punta. 
En su lado izquierdo unos osados jóvenes practicaban escalada por uno de los salientes de las montañas,

y en su lado derecho algunos barcos locales esperaban amarrados y solitarios en la orilla.


Por el camino se veía un pequeño fuego y una minúscula aldea. Por un momento me recordó a la película Holocausto Caníbal, en la que unos reporteros van a la selva a grabar la vida de los yanomamis, los habitantes de un pequeño poblado del Amazonas. En principio van a grabar sus costumbres y modos de vida pero acaban violando a sus mujeres y quemándoles las chozas, así que luego los indígenas (bastantes salvajes por cierto) se vengan y los torturan. Los reporteros siguen grabándose entre ellos conforme van muriendo, y bueno en fin un peliculón de hace algunos años por cierto, muy bueno pero no apto para sensibles pues es algo bastante gore. Sólo con ver la portada uno se puede hacer una idea del contexto de la película.


Esperando que no me saliera un yanomami por el camino, y buscando pensamientos más placenteros y propios con mi viaje y mis vacaciones, me entretuve un rato recogiendo las conchas y caracolas que habían sido arrastradas por las mareas.

Rompiéndome el momento de soledad y las condiciones salvajes de aquel paradisíaco lugar, me encontré con una callecita llena de puestos de comida y tiendas de souvenirs...

Desde luego una zona muy bonita pero sólo para visitarla unas horas o un día, no apta para largas estancias a no ser que se quiera acabar hablando con los cocos o siendo torturado y devorado por los yanomamis...

A media tarde ya estaba más que aburrida de no hacer nada y de andar por la playa, así que cogí el barco de nuevo a Ao Nang. 
Como dato curioso nunca se ha de tocar la parte delantera de un barco tailandés, porque puedes llegar a ofender a su dueño, pues es la parte donde veneran a Buda y donde llevan cintas de colores y aros de flores en su honor.


La "parada" de barcos se encuentra en la misma playa a la izquierda, y hay que esperar a que se llene para poder hacer el trayecto.


Me fui para allá y al llegar ya había un grupito de personas esperando, y se ve que les faltaba una más para que el trayecto les saliera rentable, así que fue llegar y besar el santo. Y por la cara que tenían supuse que ya llevaban esperando a que apareciera esa persona bastante rato.


Allí dejaba esas cálidas aguas con pena de no haberlas visto atravesadas por los rayos del sol.


En los 20 minutos que duraba el trayecto más o menos, y en vista de que el resto de viajeros no tenía muchas ganas de conversación, me dediqué a disfrutar en silencio mientras navegaba por aquel pequeño trozo de paraíso tailandés.




Una vez en Ao Nang, y ahora en modo "hambriento" me fui a los puestecitos de comida que hay siguiendo el pequeño paseo en dirección al puerto, y en la que los locales mostraban con orgullo sus platos.

Entre ellos pinchos variados a la brasa,


y vasitos con gambas rebozadas, rollitos vegetales y crujientes trozos de pollo.


Además de como no arroces y tallarines con lo que quisieras. Yo en esta ocasión me decanté por unos ricos tallarines de algas con huevo y verduras, buenísimos para variar.

De vuelta en la calle principal de Ao Nang, me fui a visitar la playa de allí, normalita como ya he dicho antes,

pero perfecta para echarme una mini siesta debajo de uno de los árboles que la rodean.

Para el día siguiente y cruzando los dedos para que me hiciera sol contraté la excursión a las Phi Phi  Islands, a la famosa Maya Bay que es donde se grabó la película de Leonardo di Caprio "La Playa". 

Lo hice en el mismo hotel en donde estaba alojada, el J Hotel, y la verdad que todo muy bien con aquellas chicas, ellas se encargaron de llamar a los de la excursión, de reservar y de todo. Y lo mejor que también es donde encontré los precios más bajos de todo Ao Nang en el tema de excursiones.


Por la noche, fui a recorrerme la calle principal, que no es que sea muy larga la verdad, pero es un paseíto muy agradable con varias tiendas, restaurantes, pubs, salones de masajes...


Indispensable hacer la parada casi diaria en el 7-Eleven para comprar cuatro básicos.


Y luego buscar el sitio para cenar esa noche. Así que en lugar de tirar para la derecha donde me había comido los tallarines antes, tire en la otra dirección y encontré un puesto allí plantado en la misma carretera.


Ese fue el sitio donde me comí el MEJOR PAD THAI de toda Tailandia!!!!!




























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