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martes, 20 de febrero de 2007

Egipto. El Cairo, Pirámides de Giza, Esfinge

Día 9

Si siiiiiiiiiiiiii!!! hoy íbamos a ver las pirámides. Tempranito desayunamos y nos juntamos en el autocar de nuevo con nuestra peñita del crucero, ya que en el Cairo fuimos cada uno a un hotel diferente.

Enseguida notamos que la temperatura en el Cairo era mucho más fresca que la que habíamos tenido en Asuán, se notaba bastante la diferencia, pero aun así disfrutamos de un tiempo estupendo.

Por fin llegamos a las Pirámides de Giza. Por mucho que habíamos oído hablar, leído, o visto en infinidad de películas y documentales sobre las pirámides de Egipto, nada era comparable con la sensación de encontrarse frente a frente con las que sin duda eran las más grandiosas obras arquitectónicas de toda la historia de la Humanidad. Esas impresionantes moles de piedra rodeadas de un misterio que incluso hoy en día, en el tan esperado siglo XXI, no se había podido descifrar por completo, nos hacían sentirnos pequeñas e insignificantes.


Para los antiguos egipcios, la auténtica vida comenzaba después de la muerte. Esta creencia era la causante de que cinco mil años después de su construcción, aún permanecieran en pie y en considerable buen estado sus monumentos funerarios mientras que, curiosamente, no quedaba ni una casa, ni un palacio, ya que para estas construcciones no empleaban materiales duraderos como la piedra. Lo realmente importante era lo que venía después de su paso por esta vida, por eso no tenían un especial interés en perpetuar sus bienes terrenales. Egipto contaba con mucha variedad de materiales pétreos. A lo largo del Nilo disponían de cerca de cuarenta tipos de piedra catalogados y empleados con fines artísticos y arquitectónicos.Antes de construirse las pirámides, los faraones eran enterrados en mastabas, edificios funerarios de sólo una planta.


Las pirámides de Giza se construyeron durante el período del Imperio Antiguo, por los faraones de la IV Dinastía (2.613 a 2.498 a. C.). No se sabe el motivo de la forma triangular de estas construcciones, aunque podría ser una manera de reproducir la forma de las montañas, donde, para los antiguos egipcios, habitaban los dioses, o también podrían entenderse como escaleras por las que el espíritu del Faraón llegaría hasta el cielo.

Las pirámides estaban situadas en el margen occidental del río Nilo y todas estaban comunicadas con el río por medio de caminos elevados de piedra, construidos para facilitar el transporte de las piedras que llegaban de las canteras.



Se había comprobado que con los bloques empleados para la construcción de las tres pirámides de Giza se podría hacer un muro de tres metros de alto por 30 cm de grosor que daría la vuelta a Francia. En la mayor de todas, la Gran Pirámide de Keops, se emplearon 2.300.000 bloques de piedra caliza, de un peso que iba desde dos toneladas hasta quince. Tenía una anchura de 230 metros en cada una de sus cuatro caras y su altura era de 146 metros. La pirámide de Kefrén, hijo de Keops, era un poco más pequeña: 215 metros de ancho por 143 de alto, y la de Micerinos, nieto de Keops, era la menor: 103 metros de ancho por 66 metros de altura.



La pirámide de Keops era el monumento de piedra más grande que se había construido. Dentro de la pirámide cabrían cinco catedrales: la de Florencia, la de Milán, la de San Pedro (Roma) y las londinenses de San Pablo y Westminster. Probablemente antes de la construcción de las pirámides se hicieron pruebas a escala, ya que se habían encontrado maquetas en piedra. La primera fase de los trabajos consistía en alisar el terreno. Algo que llamaba poderosamente la atención en la precisión geométrica que permitió la perfecta alineación de los bloques en el vértice (algo que no ocurrió con la pirámide de Sneferu ). Cada lado medía 230 metros de largo y estaban orientados perfectamente hacia los cuatro puntos cardinales.

Después de entrar a la pirámide de Keops, no apta para claustrofóbicos, el siguiente monumento fue la Esfinge de Giza. La esfinge era una criatura fantástica compuesta de cuerpo leonino y cabeza humana y que probablemente se originó en Egipto, donde se conocía ya desde la Cuarta Dinastía (2650-2500 A.C.). La mayoría de los ejemplos mostraban las características de un faraón, encarnando así el poder del león.

Los antiguos egipcios esculpieron la gigantesca estatua en la roca alrededor de 2,500 A.C. Para hacer que pareciera aún mayor, excavaron una depresión alrededor de la base de la estatua. Las patas (garras) fueron construidas con bloques de piedra. Toda la estatua estaba pintada en épocas antiguas: rojo para la cara y el cuerpo, amarillo con rayas azules en el adorno de la cabeza. Finalmente, se construyó un templo en el frente de la estatua como un lugar donde los visitantes pudieran hacer ofrendas a la "imagen viviente" de la criatura.



La Esfinge estaba excavada de un único montículo de roca viva de 73 m de largo y 20 m de altura. La cabeza, que tenía una textura diferente del cuerpo y mostraba una erosión mucho menos severa, era un afloramiento natural de una piedra más dura.

Los severos daños de la cara se debían a que la Esfinge fué utilizada como blanco por la artillería mameluca en el siglo XVIII. El grueso del cuerpo estaba formado por piedra caliza mucho más blanda. Esta parte estaba conformada por capas alternadamente blandas y duras, siendo esta la razón de su desgaste en forma corrugada, con entradas de hasta 60 cm. La base era de una piedra caliza más dura.

Casi cinco mil años después, el complejo funerario de Giza, con la enigmática esfinge construida en una montaña de piedra caliza de 5 x 4 metros, presidiéndolo seguía siendo testigo de toda la historia de la Humanidad.

Luego al ser visita de estas guiada nos llevaron a la fábrica y museo de papiros. Allí una chica nos mostró como hacen el papiro, muy curioso por cierto.



El papiro era indispensable que se elaborase en el mismo lugar en el que era recolectado, ya que era preciso que el tallo de la planta se mantuviese fresco en todo momento para facilitar su posterior manipulación. Esta característica explica el hecho de que el papiro fuera en el resto del Mediterráneo un producto de importación, plenamente manufacturado en origen.

El procedimiento era el siguiente: el tallo de base triangular era seccionado en trozos más pequeños de entre dos y tres centímetros de ancho por unos veinte de alto, que, a su vez, sufrían un completo proceso de elaboración. Siguiendo varios métodos, se conseguían extraer finas láminas, que reciben el nombre de philýrai.
Estas tiras, que debían mantenerse frescas y en remojo, se disponían sobre una tabla humedecida. Se superponían en dos filas perpendiculares, de las cuales la horizontal era la que seguiría posteriormente la dirección de escritura (recto), mientras que la vertical componía la parte trasera de la trama (verso). Su unión se producía gracias al bataneado con un instrumento contundente de madera, que facilitaba la liberación de una sustancia propia de la planta que actuaba como pegamento natural. El resultado era un kollêma, una hoja, que tras haber sido prensada y secada al sol, sufría un proceso de pulido con la finalidad de conseguir una superficie totalmente lisa. Los kollêmata, hasta un número que podía ir de los veinte a los treinta, eran unidos por el lateral utilizando un pegamento formado por agua, harina y vinagre.

El resultado era el rollo de papiro.



Tras la explicación no dejaron tiempo para comprar, comprar?? los precios eran altísimos, y sabíamos que en Khal el Kalili lo íbamos a encontrar mucho más barato, así que en vez de comprar nos hicimos colegas de los nuevos representantes en el Cairo de la mayorista, y quedamos para salir por la noche a fumar unas shishas y tomar algo.

Nos montamos de nuevo en el autocar y la primera sensación al circular por las carreteras del centro del Cairo es de caos total, allí nadie hace caso de las señales ( en ocasiones ni las hay ), el primero que llegue pasa, conducen como locos, sin intermitentes y con las puertas abiertas, sobretodo unas furgonetas blancas que era de lo que más había, y que todo el mundo iba con las puertas de atrás abiertas, ¿…? Desde luego sería el último sitio donde me atrevería a alquilar un coche



Luego de vuelta al hotel, y aquí se acababa el viaje organizado, ya no teníamos más excursiones contratadas y los días que nos quedaban los íbamos a pasar a nuestro rollo, y lo primero que hicimos después de tanta paliza fue pegarnos una buena siesta.

Por la noche fuimos a cenar a un restaurante cercano muy bonito y donde por pocas libras cenamos muy bien.

Una vez ya con nuestros "representantes" esperándonos en la puerta del hotel, nos llevaron al Mena House, un hotelazo de 5 estrellas inaugurado en 1869, y que por dentro era un auténtico palacio, con una situación inmejorable para unas vistas perfectas de las pirámides.

Recorrimos las calles tan caóticas del cairo durante horas. Por la noche tenían una magia especial, sin dejar de ser caóticas y tremendamente contaminantes por supuesto, esa ciudad no dormía en todo el día, todo el día los coches iban a piñón y de noche el peligro era mayor, sin embargo por suerte no vimos un solo accidente, que la verdad era raro….




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