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sábado, 24 de febrero de 2007

Cayo Coco, paraíso de aguas cristalinas

Día 4

No habíamos dormido nada, y el traslado al aeropuerto para coger el vuelo a Cayo Coco era a las 4 y media de la mañana.

Cayo Coco ocupaba la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano, con un área de 370 kilómetros cuadrados y el atractivo adicional que ofrecían 22 kilómetros de excelentes playas, complementadas con una vegetación de manglares y cocoteros.




No hay 11 horas de vuelo como indica Google Maps, aquí se le ha ido la olla.

Así que después de hacer la maleta con todo el carajón, que no sé ni como la pudimos hacer, nos llevaron al aeropuerto y allí tuvimos que esperar hasta las 9 que no salió el vuelo, la salida estaba prevista para las 7 de la mañana pero se había retrasado, y allí estábamos pasando las horas durmiendo en las sillas de la sala de espera.

El vuelo interno era con la compañía Cubanacan, y cuando vimos los aviones nos queríamos morir, eran avionetas de esas pequeñitas con capacidad para unas 30 personas, que encima una vez en vuelo se movían más que la compresa de una coja, y nos estaba dando un cangueli....que pa qué.

Menos mal que las vistas desde el avión eran tan impresionantes que lo único que pensábamos era en como serían sus playas….




Por fin llegamos a Cayo Coco y nos hicieron un traslado privado ya que ninguno de los que venían con nosotras en el avión iba al mismo hotel, el Senador.
Nos montaron en un trenecito y empezamos a recorrer las instalaciones del hotel para llegar a nuestro bloque de apartamentos.





Nos dieron una habitación muy bonita en una zona como de chalecitos y la habita por dentro era de puta madre, con sus típicos adornitos con las toallas y demás tonterías.



Las piscinas eran todas para nosotras, no había ni una sola persona en el agua cuando llegamos, qué tremenda sensación, el hotel todo para nosotras, jejeje!!!

Pero quién quiere piscinas teniendo estas playas enfrente...

Estuvimos dándonos baños en esas aguas tan calentitas del Atlántico hasta que el hambre se hizo notar, entonces fuimos a la habitación a cambiarnos y nos encontramos una sorpresa en ella.

Nos habían hecho un Upgrade ( cambio de acomodación a superior ) y nos daban una villa sobre el mar, "Uuuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaauuuuu!!! que enrrooooollaos!!!!"

Recogimos la habitación cagando leches y cuando vimos a donde nos habían cambiado no nos lo podíamos creer, que pasada de villas.

Tenían una pedazo de sala de estar nada más entrar, luego el pedazo de lavabo, la pedazo de habitación, y las pedazo de vistas.




Joder, que pena que fuera con una amiga.....

El día transcurrió entre baño y baño, y charlando con los empleados del hotel, que eran majísimos y que nos explicaba su dura situación en la isla.

Qué tranquilidad allí se respiraba, que agustísimo estábamos....






























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