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domingo, 8 de abril de 2007

Viviendo como una cubana

Días 7 y 8

Mis últimos días en La Habana los dediqué a comprar cositas en el mercado de al lado del malecón, a comer camarones en el restaurante Los Nardos, a pasear por el barrio de la Revolución...



Dejé la cámara puesto que ya lo había fotografiado casi todo, y me dediqué simplemente a seguir el son del país en mis venas, y a mezclarme entre ellos.

El día de regreso a España hacía muy mal tiempo, estaba bastante negro y cuando llegué al aeropuerto inmediatamente se desató una tormenta impresionante, las noticias habían dicho que se acercaba un huracán, el Katrina, que luego resultó ser tan devastador que arrasó con Nueva Orleans.

Y a mi me pilló en el aeropuerto, joder!!!! el vuelo se retrasó casi 7 horas, y yo no sabía que hacer tanto tiempo allí sola!! Nos dieron un ticket a cada uno de los pasajeros para ir a cenar a un restaurante que había enfrente del aeropuerto, una comida malísima por cierto, me recorrí al aeropuerto de lado a lado bastantes veces y me fumé casi un paquete de Hollywood mentolado, y cuando por fin llegó la hora de subir al avión yo me quería morir, desde la ventanilla se veían los pedazo de rayos que caían y que supuestamente teníamos que atravesar, aaaayyyyy!!! en fin, el avión despegó, pasó por unas turbulencias bastante fuertes y no paró de moverse hacia los lados unas cuantas horas más hasta que dejamos al Katrina atrás.

En mis viajes a Cuba había conocido a gente especial, muy buena gente y eso hizo que repitiera mis viajes a La habana tres veces más a partir de este, pero fueron viajes en los que no iba a ver el país y a hacer turismo en él, sino que iba a ver a esos buenos amigos y a vivir con ellos y como ellos en cada uno de mis viajes, por eso esos viajes no los relataré, pero he de decir que en Cuba sin duda ha sido donde he pasado mis mejores vacaciones, porque de cada uno de mis viajes he aprendido lo que no me esperaba y es que Cuba tiene un algo muy especial.

Por causas varias mis relaciones en Cuba cambiaron y tras esos viajes no la he vuelto a visitar, pero eso no hará que algún día vuelva y que con sólo oler su típico aroma en el aeropuerto me vuelva a emocionar como el primer día.

Ahí la dejo, esperando quizá la muerte de Fidel para visitarla de nuevo y poder hacer valoraciones del "antes" y el "después", y espero que aunque cambie, porque cambiará y seguro que bastante, siga guardando su gracia y sobre todo el carácter afable de su gente.



Día anterior

3 comentarios:

Hola:
He visto un comentario tuyo sobre la casa particular de Dania Valdés en Vedado. ¿Podrías darme más información sobre lo te te sucedió? Parece que tu experiencia no fue muy buena, y como es uno de los lugares que alguien me ha recomendado, tengo mis dudas...
Gracias de antemano.

Por cierto, me puedes escribir a mi correo.
Gracias de nuevo.

Hola Teresa, como no me pones tu dirección de mail te escribo por aqui.

Pues en esa casa me robaron, me di cuenta y ellas ( Dania y su hija ) lo negaban hasta que les nombré a la policía, entonces enseguida me devolvieron lo robado haciendo ver que se lo habían llevado un momento para enseñárselo a unas amigas, yo desde luego no aconsejaría para nada esa casa, cualquiera menos esa.

Que disfrutes de tu estancia en La Habana.

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