Al atardecer de los días 21 de marzo y 22 de septiembre, días del inicio de los equinoccios de primavera y otoño respectivamente, se observa en la escalera norte del Castillo de Chichén Itzá, una proyección solar serpentina, consistente en siete triángulos de luz, invertidos, como resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de ese edificio, al ponerse el sol.
En Chichén Itzá el fenómeno se ve en todo su esplendor y la imagen de la serpiente de triángulos de luz y sombra desciende majestuosa por la alfarda noroeste del Castillo.
Para empezar, las primeras sombras de los cuerpos superiores de la pirámide comienzan a dibujar los triángulos isósceles que conforman el cuerpo de la serpiente emplumada. Paulatinamente la sombra va avanzando hacia la cabeza en forma de serpiente ubicada en la parte baja de la alfarda.
Por fin, el último de los triángulos toca la base de la alfarda. Los espectadores se ponen de pie y levantan las manos al cielo para “absorber toda la energía positiva” que se cree emana este fenómeno.
Poco después comienza a disiparse la figura de Kukulcán para poner fin a un proceso que dura aproximadamente 45 minutos, desde su inicio hasta su culminación.
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