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miércoles, 8 de octubre de 2008

Pateando por Roma

Día 2

Suena el despertador, duchita, bajamos a desayunar, y nuestra opinión del hotel empezó a empeorar. Para desayunar zumo de ese en polvo que sabía a polín, café que más bien parecía agua de cocer castañas y tostadas con mermelada, y ya está. Vaya una mierrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrda de desayuno!!!

Cogimos el metro y fuimos en dirección Coliseo, hoy no nos lo podíamos perder.

En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y espectáculos públicos. Se construyó justo al Este del Foro Romano, y las obras empezaron entre el 70 d.C. y el 72 d.C, bajo mandato del emperador Vespasiano.

El anfiteatro, que era el más grande jamás construido en el Imperio Romano, se completó en el 80 dC por Tito, y fue modificado durante el reinado de Domiciano. El Anfiteatro Flavio es un enorme edificio ovalado de 189 metros de largo por 156 de ancho, y de 48 metros de altura, con un perímetro de la elíptica de 524 metros.

El Coliseo se usó durante casi 500 años, celebrándose los últimos juegos de la historia en el siglo VI, bastante más tarde de la tradicional fecha de la caída del Imperio Romano en el 476 dC. Así como las peleas de gladiadores, muchos otros espectáculos públicos tenían lugar aquí, como naumaquias, caza de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas, y obras de teatro basadas en la mitología clásica.
El edificio dejó de ser usado para estos propósitos en la Alta Edad Media. Más tarde, fue reutilizado como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza, cantera y santuario cristiano.


Aunque la estructura está seriamente dañada debido a los terremotos y los picapedreros, el Coliseo siempre ha sido visto como un icono de la Roma Imperial y es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana.
La parte del edificio que falta en la foto fue una bomba caída en el mismo durante la Segunda Guerra Mundial. Desde el año 2000, las autoridades mantienen el edificio iluminado durante 48 horas cada vez que en algún lugar del mundo se le conmuta o aplaza una sentencia de muerte a un condenado.




En la antigüedad poseía un aforo para 50000 espectadores, con ochenta filas de gradas.
Los que estaban cerca de arena eran el Emperador y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad.

El terreno de juego propiamente dicho era un óvalo de 75 por 44 metros, y en realidad era una plataforma construida en madera y cubierta de arena. Todo el subsuelo era un complejo de túneles y mazmorras (el hipogeo) en el que se alojaba a los gladiadores, a los condenados y a los animales.

El suelo disponía de varias trampillas y montacargas que comunicaban con el sótano y que podían ser usadas durante el espectáculo.
El plano de la arena tenía un completo sistema de drenaje, conectado a cuatro imponentes cloacas. Se ha sugerido que obedecían a la necesidad de evacuar el agua tras los espectáculos navales. Sin embargo parece ser que ya Domiciano, abandonando la idea de la naumaquia, pavimentó las cloacas y colocó en la arena los montacargas para los combates de gladiadores.

La cubierta de madera ya no se conserva, con lo que todo el laberinto subterráneo permanece hoy en día al aire libre. El amplio graderío interior estaba diferenciado en gradus, pisos reservados para las diferentes clases sociales: En el podium,el primero de ellos, se sentaban los romanos más ilustres: los senadores, magistrados, sacerdotes y quizá las vestales. En ambos extremos del eje menor había sendos palcos: la tribuna imperial (pulvinar), y otra reservada para el magistrado que en ocasiones presidía los juegos. Dado que este piso era el más próximo a las fieras, había una red metálica de protección y arqueros apostados regularmente. El maenianum primum, para los aristócratas que no pertenecían al senado, El maenianum secundum, dividido en el imum para los ciudadanos ricos y el summum para los pobres. En lo más alto estaba el maenianum summum in ligneis, hecho de madera, probablemente sin asientos y reservado para mujeres pobres. El acceso desde los pasillos internos hasta las gradas se producía a través de los vomitorios, llamados así porque permitían salir una enorme cantidad de gente en poco tiempo. Estaba tan bien diseñado que los 50.000 espectadores podían ser evacuados en un poco más que cinco minutos.


En los pasillos interiores del piso de arriba nos encontramos con estas curiosas caras.




El Coliseo contaba con una cubierta de tela desplegable accionada mediante poleas. Esta cubierta, hecha primero con tela de vela y luego sustituida por lino (más ligero), se apoyaba en un entramado de cuerdas del que poco se sabe.

Cada sector de tela podía moverse por separado de los de alrededor, y eran accionados por un destacamento de marineros de la flota romana.
El Coliseo se usaba para peleas de gladiadores así como una gran variedad de eventos. Los espectáculos, llamados munera, siempre eran patrocinados por ciudadanos en vez de por el Estado. Tenían un fuerte elemento religioso pero también eran una demostración de poder e influencia familiar, y resultaron ser increíblemente populares en la plebe. Otro espectáculo popular era la caza de animales, o venatio. En ella se usaban una gran variedad de bestias salvajes, la mayoría importadas de África, e incluían rinocerontes, hipopótamos, elefantes, jirafas, leones, panteras, leopardos, cocodrilos y avestruces. Las batallas y la caza se representaban en escenarios con árboles y edificios movibles.
Estos eventos se celebraban a veces a una gran escala; se dice que Trajano celebró sus victorias en Dacia en el 107 con juegos que incluyeron a 11000 animales y 10000 gladiadores, desarrollándose durante 123 días.


Durante los primeros días del Coliseo, los escritores clásicos decían que el edificio se usaba para naumachiae (más conocidas como navalia proelia) o simulaciones de batallas navales. Las fuentes que nos cuentan los juegos inaugurales que hizo Tito en el 80 describen que el piso inferior se llenaba de agua para mostrar a caballos y toros previamente entrenados nadando. También nos cuentan una recreación de una famosa batalla naval entre los griegos de Corfú y los corintios. Esto ha sido objeto de debate para los historiadores, ya que, aunque llenar el edificio de agua no hubiera presentado problemas, no está claro cómo podían haber hecho que la arena fuese impermeable, ni si hubiera habido espacio sufiente para que los barcos de guerra se moviesen. Se ha sugerido que las fuentes hablaban de otro lugar, o que el Coliseo tenía en sus orígenes un ancho canal inundable que iba hasta su eje central, y que posteriormente habría sido sustituido por el hipogeo.


También se hacían recreaciones de paisajes naturales en la arena. Pintores, técnicos y arquitectos construían una simulación de un bosque con árboles y arbustos reales que se plantaban en el suelo de la arena. Ponían animales para poblar el paisaje y asombrar a la multitud.


Esos escenarios podrían haberse usado simplemente para mostrar un entorno natural a la población urbana, o como telón de fondo para la caza u obras que narraban episodios mitológicos. Ocasionalmente también se usaban para ejecuciones en los que el héroe de la historia -interpretado por el condenado a muerte- era asesinado de manera espantosa pero mitológicamente auténtica, siendo devorado por bestias o quemado hasta la muerte.


Una vez visto el Coliseo fuimos a ver las ruinas del monte Palatino ya que entraban en la misma entrada.

El monte se alzaba a 40 metros sobre el foro romano, sobre él a un lado y sobre el Circo Máximo al otro.

Según la mitología romana, el Palatino es donde había una cueva, conocida como el Lupercal, en la que fueron encontrados Rómulo y Remo, y el hogar de Luperca, la loba que los amamantó. Según esta leyenda, el pastor Faustulus encontró a los niños, y con su esposa Acca Larentia los crió. Cuando ellos crecieron, mataron a su abuelo, que había quitado el trono a su padre, y ambos decidieron erigir una nueva ciudad propia a las orillas del río Tiber. De repente, tuvieron una fuerte discusión y al final Rómulo mató a Remo. De ahí surgió el nombre de «Roma» (de Rómulo).






En la época de la república romana, fue el lugar favorito de las clases altas para construirse sus villas, además de albergar el hipódromo de Domiciano, la Domus Flavia, el templo de Cibeles y la Casa de Tiberio.









Durante la Edad Media y el Renacimiento se construyeron iglesias, fortalezas y palacetes en el Palatino y no fue hasta el siglo XVIII cuando se realizaron las primeras excavaciones que pusieron de manifiesto la gran riqueza histórica de la colina.





Estas eran las vistas del Foro Romano, que habíamos visitado el día anterior, desde el monte Palatino.


El Foro Trajano, era un foro obra del emperador romano Trajano, que formaba parte del vasto complejo de los foros imperiales en la ciudad de Roma.

Su construcción, llevada a cabo entre el 107 y 112 estuvo a cargo del arquitecto Apolodoro de Damasco.



Lo siguiente, el Panteón de Agripa, era un templo circular construido en Roma a comienzos del Imperio Romano dedicado a todos los dioses (la palabra panteón significa templo de todos los dioses). En la ciudad se lo conoce popularmente como La Rotonda, de ahí el nombre de la plaza en que se encuentra.


Después de callejear por callecitas estrechas de pronto... la Fontana di Trevi!!! la verdad llama la atención lo grande que es la fuente y lo pequeña que es la plaza donde se encuentra.

Y allí tiramos la monedita con el obligado deseo.


De esta basílica ya no me acuerdo del nombre y es que fueron tantas las que vimos!!!


Entramos a la basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires.


Ya se había hecho de noche y la vista del Coliseo con las luces encendidas era impresionante.


Dimos muchísimas vueltas con el mapa en la mano en busca de la Bocca della Veritá, y al fin dimos con ella lo que estaba cerrada y no pudimos meter la mano.

Dice la leyenda que un marido celoso llevó a su mujer hasta la Bocca della Verità (Boca de la Verdad) para comprobar si le engañaba con otro, ya que según historias antiguas del lugar, si uno decía una mentira mientras tenía la mano en la abertura de piedra, inmediatamente ésta se cerraba aplastando la mano del mentiroso.
El amante de la mujer, alertado por los gritos del marido en plena calle, se dejó caer por el lugar justo en el momento en que la pareja estaba delante de la Bocca. La mujer, al ver llegar a su amante simuló marearse cuando éste pasó por su lado, con lo que el amante no tuvo más remedio que recogerla en sus brazos para que no cayera al suelo.
El marido, agradecido, se giró hacia su mujer dispuesto a seguir con el ritual y comprobar si le había sido infiel. Así que metió la bella mano de su mujer en la boca de piedra y le preguntó si había estado con algún otro hombre que no fuera él.


La mujer le dijo entonces que podía estar tranquilo, que nunca había estado con ningún otro hombre, y que solo había estado en sus brazos y en los del joven mozo que la acababa de salvar de una caída al marearse. Y así fue como pudo conservar su mano.

Queríamos ver los monumentos que habíamos visto de día también de noche, así que visitamos de nuevo la Fontana di Trevi y de paso nos comimos unas pizzas en un local allí mismo.


En la siguiente foto la plaza de la República de noche, mientras hacíamos el camino de regreso al hotel.
Otro día más reventadas de tanto caminar y mi madre hasta con sangre en los pies, y la pobre no se había quejado en todo el día...





























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