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miércoles, 29 de octubre de 2008

Anco Marcio



Anco era un hombre tranquilo y pacífico. Durante su reinado se dedicó a fortalecer el estado y llevo a cabo numerosas obras .Hizo un puente para comunicar ambas orillas del río Tiber, agrandó la ciudad hasta la costa y logró que el puerto de Ostia se convirtiera en un importante centro para el comercio de sal, que era un elemento muy apreciado en ese entonces.

Su reinado está muy ligado a otro personaje de la época llamado Lúcuno. Lúcuno había nacido en la ciudad de Tarquina y su esposa se llamaba Tarquinil.

Tarquinil convenció a Lúcuno que tenían que mudarse a Roma para conseguir un futuro más próspero y como Lúcuno era muy ambicioso aceptó la propuesta.

Juntaron sus pertenencias y partieron para Roma en un espléndido y lujoso carruaje.
Cuando habían llegado casi a las puertas de la ciudad, apareció un águila que voló en picada sobre Lúcuno arrebatándole el sombrero, para luego volver a dejarlo caer sobre su cabeza.
Tanaquil hizo su propia interpretación del inusual acontecimiento diciendo:- Esto quiere decir que llegarás a ser un hombre sumamente importante y que al final serás coronado rey.

Nada más llegar a Roma se instalaron en un palacete del barrio más importante de la ciudad y Lúcuno cambió su nombre para adaptarse al gusto romano. De allí en más se llamó Lucio Tarquinio Prisco, pero los amigos y conocidos le decían Tarquinio.

Tarquinio y su esposa pronto se relacionaron con los personajes más importantes de la ciudad, ofreciendo fiestas y banquetes con frecuencia.
De esta manera, se ganaron la confianza del rey Anco Marcio, que decidió nombrar a Tarquinio tutor o instructor de sus hijos.

Cuando Anco Marcio murió, la ambición desmedida de Tarquinio lo llevó a tramar un plan para instalarse en el trono; Organizó una cacería para alejar del palacio a los dos hijos de Anco y una vez que los jóvenes estuvieron lejos, convocó al pueblo, y , utilizando su poder de persuasión, los convenció de que él era el mejor candidato para subir al trono y logró su propósito.
Cuando los príncipes volvieron de su cacería no tuvieron más remedio que aceptar la situación aunque juraron vengarse algún día.


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