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lunes, 1 de octubre de 2007

Afrodita, la "surgida de la espuma"



Nacimiento

Afrodita nació de la espuma del mar cerca de Pafos, en Petra Tou Romiou (Chipre) después de que Crono cortase, durante la Titanomaquia, los genitales a Urano con una hoz adamantina y los arrojase tras él al mar.

Alrededor del miembro inmortal surgía una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella ya adulta, Afrodita.

Algunos autores consideran que Afrodita era hija de Talasa, la personificación femenina del mar, y Zeus.


Historia 1. Su matrimonio con Hefesto


Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre los otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, el severo, malhumorado y feo dios del fuego y la fragua.

Otra versión de esta historia cuenta que Hera, la madre de Hefesto, lo arrojó del Olimpo al considerarle feo y deforme. Éste obtuvo su venganza atrapándola en un trono mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería, incluyendo el cesto, un cinturón que la hacía incluso más irresistible para los hombres.

La infelicidad de Afrodita con su matrimonio hizo que buscase la compañía de otros, normalmente Ares, pero también Adonis. Hefesto fue informado del adulterio que su esposa mantenía con Ares por Helios. Como venganza, atrapó ingeniosamente a Ares y Afrodita con una red de finas cadenas que había dispuesto sobre el lecho para que cayeran al más mínimo contacto. Entonces llamó a todos los demás dioses olímpicos para burlarse de ellos (sin embargo, «las diosas se quedaron en casa, todas por vergüenza»); algún dios desenfadado comentó que no le habría importado sentir tal vergüenza. Hefesto no los liberó hasta que Poseidón le prometió que Ares pagaría desagravios, pero ambos escaparon tan pronto como levantó la red y no mantuvieron su promesa.


Historia 2. Eros y Psique


Afrodita aparece como un personaje secundario en la historia de Eros y Psique.  En ella Afrodita estaba celosa de la belleza de una mujer mortal llamada Psique. Pidió a Eros, su hijo, que usara sus flechas doradas para hacer que Psique se enamorase del hombre más feo del mundo. Eros accedió pero terminó enamorándose él mismo de Psique, al pincharse con una flecha dorada por accidente.

Mientras tanto, los padres de Psique estaban preocupados porque su hija siguiera soltera. Consultaron un oráculo que les dijo que ella no estaba destinada a ningún amante mortal, sino a una criatura que vivía en la cima de cierta montaña, a quien incluso los dioses temían. Eros había preparado al oráculo para que dijera esto. Psique se resignó a su destino y subió a la cumbre de la montaña, pidiéndole a los ciudadanos que la seguían que la dejaran y le permitiesen afrontar sola su destino. Allí Céfiro, el viento del oeste, la bajó flotando suavemente hasta una cueva. Psique entró y se sorprendió de hallarla llena de joyas y adornos. Eros le visitaba cada noche en la cueva y hacían el amor apasionadamente. Le pidió solo que no encendiese jamás ninguna lámpara porque no quería que Psique supiera quién era (sus alas le hacían inconfundible). Sus dos hermanas, celosas, la convencieron de que su marido era un monstruo y que debía clavarle una daga. Así que una noche encendió una lámpara, pero reconoció a Eros al instante y dejó caer su daga. Una gota de aceite caliente cayó sobre el hombro de Eros, le despertó y huyó, diciendo: «¡El amor no puede vivir donde no hay confianza!»

Cuando Psique contó a sus celosas hermanas mayores, éstas se regocijaron secretamente y cada una de ellas fueron por separado a la cima de la montaña e hicieron como Psique les había dicho para entrar en la cueva, esperando que Eros las preferiría a ellas. Eros seguía con el corazón roto y no las cogió, por lo que murieron al caer hasta la base de la montaña.

Psique buscó a su amante por buena parte de Grecia, tropezando finalmente con un templo en honor a Deméter, donde el suelo estaba cubierto de montones de grano mezclado. Empezó a ordenar el grano en montones ordenados y, cuando hubo terminado, Deméter le habló, diciéndole que la mejor forma de encontrar a Eros era buscar a su madre, Afrodita, y ganarse su bendición.

Psique encontró en un templo a Afrodita y entró en él. Afrodita le asignó una tarea similar a la del templo de Deméter, pero le dio un plazo imposible de cumplir. Eros intervino, pues aún la amaba, e hizo que unas hormigas ordenaran el grano por ella. Afrodita se enfureció por este éxito de Psique y le dijo que fuese a un campo donde pastaban unas ovejas doradas y consiguiese lana de oro. Psique fue al campo y vio las ovejas, pero fue detenida por el dios del río que tenía que cruzar para llegar al campo. Éste le dijo que las ovejas eran malas y crueles y podían matarla, pero que si esperaba hasta mediodía, las ovejas irían a buscar la sombra en el otro lado del campo y se dormirían, y que entonces podría agarrar la lana que quedaba enganchada en las ramas y la corteza de los árboles. Psique así lo hizo y Afrodita se enfureció todavía más al ver que había sobrevivido y superado su prueba.

Por último, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.

Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacia esto Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y el hijo que éstos tuvieron se llamó Placer o (en la mitología romana) Voluptas.


Historia 3. Afrodita y Adonis


Otra historia cuenta que Afrodita era amante de Adonis y tomó parte en su nacimiento.
Cíniras, el rey de Chipre, tenía una bellísima hija llamada Mirra. Cuando la madre de ésta cometió el error al afirmar que su hija era más bella que la afamada diosa Afrodita, Mirra fue castigada con una incesante lujuria hacia su propio padre. Cíniras rechazó esto, era su hija! pero Mirra se disfrazó de prostituta y durmió secretamente con su padre. Finalmente, Mirra quedó embarazada y fue descubierta por Cíniras. Enfurecido, persiguió a su hija con un cuchillo. Mirra huyó de él, pidiendo misericordia a los dioses. Éstos oyeron su plegaria y la transformaron en un árbol de mirra para que su padre no pudierse matarla. Finalmente, Cíniras se suicidó en un intento por restablecer el honor de familia.

Mirra dio a luz a un bebé llamado Adonis. Afrodita pasaba junto al árbol de mirra cuando vio al bebé y se apiadó de él. Puso a Adonis en una caja y lo llevó al Hades para que Perséfone cuidase de él. Adonis creció hasta ser un joven increíblemente hermoso, y Afrodita volvió finalmente por él. Sin embargo, Perséfone detestaba darlo por perdido y quería que Adonis permaneciera con ella en el inframundo. Las dos diosas se involucraron en tal disputa que obligó a Zeus a interceder. Éste decretó que Adonis pasase un tercio del año con Afrodita, otro tercio con Perséfone y otro con quien desease. Adonis, por supuesto, eligió a Afrodita.

Adonis empezó su año en la tierra con Afrodita. Una de sus mayores pasiones era la caza, y aunque Afrodita no era naturalmente una cazadora, participaba para poder estar con Adonis. Pasaban cada hora que estaban despiertos juntos, y Afrodita quedaba extasiada con él. Sin embargo, su ansiedad empezaba a crecer por sus deberes abandonados, y se vio obligada a dejarle por un corto tiempo. Antes de marcharse, le dio un consejo a Adonis: no atacar a un animal que no demostrase miedo. Adonis acepó el consejo, pero secretamente dudaba de la habilidades de Afrodita como cazadora, olvidándolo rápidamente.

No mucho después de que Afrodita se marchase Adonis se encontró con un enorme jabalí, mucho mayor que todos los que había visto. Se sugiere que el jabalí era el dios Ares, uno de los amantes de Afrodita celoso de su continua adoración a Adonis. Aunque los jabalíes son peligrosos y cargan contra el cazador cuando se les provoca, Adonis hizo caso omiso del aviso de Afrodita y persiguió a la criatura gigante. Sin embargo, pronto fue Adonis el perseguido, no siendo rival para el jabalí. En el ataque, Adonis fue castrado por el jabalí y murió desangrado. Afrodita volvió apresuradamente a su lado, pero llegó demasiado tarde para salvarlo y sólo pudo llorar sobre su cuerpo. Donde cayó la sangre de Adonis Afrodita hizo que crecieran anémonas en recuerdo suyo.

Al morir, Adonis volvió al inframundo y Perséfone se complació al verle de nuevo.Afrodita adviertió que él estaba allí, y corrió a recuperarle. De nuevo, Perséfone y ella riñeron sobre quién podía quedarse a Adonis hasta que Zeus tuvo que intervenir. Esta vez dijo que Adonis debía permanecer seis meses con Afrodita y seis con Perséfone, como debió haber sido a la primera.

Historia 3. La guerra de Troya


Tanto los dioses y diosas como diversos mortales fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis (que luego serían padres de Aquiles). Sólo la diosa Eris (Discordia) no fue invitada, pero apareció con una manzana dorada con la palabra kallistēi (‘para la más hermosa’) inscrita, que arrojó entre las diosas. Afrodita, Hera y Atenea reclamaron ser la más bella y por tanto la justa propietaria de la manzana. Estuvieron de acuerdo en llevar el asunto ante Zeus, quien, al no querer el favor de ninguna diosa, dejó la elección en manos de Paris de Troya. Hera intentó sobornarle con un reino (Asia Menor), mientras Atenea le ofreció sabiduría, fama y gloria en la batalla, pero Afrodita le susurró que si la declaraba la más bella le daría la mujer mortal más hermosa del mundo como esposa, por lo que Paris eligió a Afrodita. Esta mujer era Helena. Las otras diosas se enfurecieron y a través del rapto de Helena por Paris provocaron la Guerra de Troya.


Historia 4. Afrodita y Pigmalión


Pigmalión era un escultor que no había hallado mujer alguna digna de su amor. Afrodita se apiadó de él y decidió enseñarle las maravillas del amor. Un día, Pigmalión fue inspirado por un sueño de Afrodita para fabricar una mujer de marfil semejante a ella, a la que llamó Galatea. Pigmalión se enamoró de la estatua y decidió que no podría vivir sin ella. Rezó a Afrodita, quien llevó a cabo la última parte de su plan infundiendo vida a la exquisita escultura. Pigmalión amó a Galatea y pronto estuvieron casados.

Otra versión de este mito cuenta que las mujeres de la ciudad en la que Pigmalión vivía se enfadaron de que no se hubiera casado, y pidieron a Afrodita que le obligase. Afrodita aceptó y fue esa misma noche a ver a Pigmalión, pidiéndole que eligiese una mujer con la que casarse y adviertiéndole de que si no, lo haría ella en su lugar. No queriendo casarse, Pigmalión le suplicó más tiempo, pidiéndole que le permitiese hacer una escultura de Afrodita antes de que tuviese que elegir novia. Halagada, aceptó.

Pigmalión empleó mucho tiempo haciendo pequeñas esculturas de arcilla de la diosa, afirmando que era necesario para poder elegir la pose adecuada. Cuando comenzó a hacer la escultura real, quedó sorprendido al descubrir que quería terminarla, incluso sabiendo que tendría que casarse con alguien al hacerlo. La razón de esto era que se había enamorado de la escultura. Cuanto más trabajaba en ella, más la cambiaba, hasta que no se pareció a Afrodita en nada.

En el mismo momento en que Pigmalión se separó de la escultura terminada, Afrodita apareció y le dijo que eligiera a su novia. Pigmalión eligió la estatua, a lo que Afrodita respondió que no podía ser, pidiéndole que eligiese otra. Pigmalión abrazó la estatua, y pidió a Afrodita que le transformase en estatua para así poder estar con ella. Afrodita se apiadó de él y en vez de esto infundió vida a la estatua.


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