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lunes, 19 de diciembre de 2016

De Brac a Hvar. Croacia

Día 7

Seguía la maratón de visitar sitios y hoy tenía previsto abandonar Brac para pasar a la siguiente isla, Hvar.

El día amaneció lloviendo no, diluviando como lo había estado haciendo toda la noche anterior, así que mi plan de volver a la playa y pasar allí la mañana buceando se fue al traste. Pero como al mal tiempo buena cara pues nada me fui a comprar un paraguas porque mi chubasquero no era suficiente para tal diluvio, y me metí en un bar local a tomar algo calentito, a relacionarme con los isleños y a que pasaran las horas hasta la salida del barco, si es que salía con semejante temporal...



La isla de Hvar es la isla más larga del adriático con 68 km de este a oeste y una anchura máxima de 11 km, muy atractiva para el viajero por sus calas y por su vegetación, principalmente lavanda y romero.


El puerto de Hvar, es realmente bonito y se puede recorrer tranquilamente en una tarde. 

En lo alto de la ciudad se encuentra la Fortaleza Spanjola, que se construyó en 1579 después de la explosión que devastó la antigua fortaleza.


En la actualidad, la fortaleza incluye un moderno complejo turístico, y ofrece una magnífica vista de la ciudad y de la cadena de islas situada justo enfrente llamada Pakleni Otoci.


Como en otras ciudades de Croacia, su casco histórico tiene su encanto con tanta callejuela empedrada.


Estuve perdiéndome por aquel encantador puerto deportivo y por todas sus rincones durante todo el día.

Alojarse y comer en esta parte de la isla puede ser algo arriesgado, ya que los precios están super inflados debido al tipo de turismo que recibe. 


Así que lo mejor es visitarla unas horas y dormir en otra parte de la isla. Yo escogí Stari Grad, a 20km del puerto.



Así que aproveché las horas que me quedaban hasta coger el autobús para bordear un poco la isla por su parte derecha. Me encontré con unas calas y con unos xiringuitos de plataformas sobre el mar acojonantemente guapos, qué pena no tener más tiempo para disfrutarlas...


Llegué a Stari Grad ya de noche, y encontrar el alojamiento que había reservado fue complicado de la ostia. Todo estaba a oscuras a pesar de ser las 7 u 8 de la tarde, llevaba un mapa con la ubicación y el  nombre del lugar pero por más que preguntaba nadie parecía conocerlo. Ya me estaba preocupando de donde coño había reservado cuando de repente me lo encontré de casualidad.
Realmente el callejón donde se encontraba lo hacía poco accesible y si se le sumaba la poca iluminación, ya era imposible de localizar.

Me quedé en recepción por un largo rato esperando a que alguien me atendiera. Por más que tocaba la campanita allí no venía nadie...
Cuando la mesa que llevaba observando desde que entré por la puerta acabó su cena, se levantó un señor y vino a tenderme como si nada..., después de lo que me ha costado llegar encima tengo que esperar a que acaben de cenar para que me den mi habitación?...

Y ya no digo como era la habitación, ni el baño compartido, ni la limpieza general del lugar...todo un acierto vaya.

Por cierto el maravilloso lugar se llamaba SUNCE Hostel, 100% NO recomendable.



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