Translate

lunes, 29 de febrero de 2016

De Koh Tao a Bangkok y regreso a España vía Dubai

Día 21

No había dormido apenas un par de horas cuando tenía que preparar bártulos para abandonar con mucha pena y con bastante resaca la isla de Koh Tao. No sin antes recoger mi recién obtenido carnet de buceadora.



Había reservado el viaje de vuelta a Bangkok en una agencia local, me salió por 1000 baths e incluía barco desde Koh Tao hasta Chumphon y desde allí autobús hasta la capital.

Fue montarme en el barco y quedarme roque, la noche anterior para variar me había dejado bastante perjudicada, pero para eso estaban las vacaciones para exprimirlas a tope!!



Al llegar a Chumphon me sorprendió una tremenda tormenta de esas del agua hasta la rodilla. Allí tuve que esperar hora y pico hasta coger el siguiente transporte, así que aproveché para intentar comer algo a cubierto mientras veía caer los rayos debajo de un toldo.

El viaje hasta Bangkok lo hice en un moderno autobús de dos plantas de asientos reclinables, muy cómodo la verdad, en el que aproveché para dormir durante el largo trayecto de más de 7 horas.



Para mi última noche en Tailandia había escogido un hotel cerca de Patpong con la idea de visitar el mercado y de estar más cerca de una parada de metro, ya que en Khaosan donde me había alojado al inicio de mi viaje no había metro directo hasta el aeropuerto, y como al día siguiente tenía que madrugar bastante quería coger el menor número de transportes. Grave error.

El autobús me dejó en Khaosan y cuando empecé a parar taxis para que me llevaran al House Hotel ninguno parecía saber donde estaba. Me subí a uno que parecía que si lo sabía pero me engañó.
Cuando llegamos al barrio en cuestión, el hombre no tenía ni idea de donde estaba el hotel, y empezó a pararse en cada calle para preguntarle a la gente, sin éxito.
Al final cansada de tantas paradas y con el taxímetro corriendo le dije que me dejara allí mismo que ya me buscaría yo la vida, total estábamos en la calle sólo me faltaba encontrar el número...pero no había manera calle arriba y calle abajo cada transeúnte que paraba me mandaba para una dirección diferente.

Ya llevaba dos horas entre el taxi y el pateo, y me estaba empezando a desesperar, era ya bastante tarde y el ambiente del lugar no me inspiraba mucha confianza así que lo único que deseaba era llegar cuando antes al hotel.
Volví a coger otro taxi que de nuevo me aseguraba que sabía donde estaba el hotel. A todo esto a parte de darles el nombre y la dirección les mostraba la ubicación en el móvil, suficiente pensaba yo, pero definitivamente no para ellos.

Iba mirando el reloj continuamente porque ya era medianoche y al día siguiente madrugaba bastante para ir al aeropuerto, vaya escena de final de viaje, llevaba ya media hora dando vueltas sola en aquel taxi de curiosas pegatinas y con un conductor que me sonreía de una manera un tanto sospechosa.


He de reconocer que en esta situación pasé algo de miedo por las miradas extrañas que me lanzaba el conductor, y me venían a la cabeza imágenes de la película "Hostel", en la que unos viajeros perdidos como yo aceptan la ayuda de una chica autóctona de lo más normal y luego acaban despertándose en unos oscuros sótanos sobre camillas de hospital y sin sus riñones...

Afortunadamente para mí, la historia al final acabó con otro tailandés subido al coche en el asiento del copiloto que guió al taxista hasta mi hotel, y efectivamente no estaba lejos de donde estábamos pero al estar metido en una callejuela no lo pudimos ver antes, menos mal!!

Por fin en el hotel pude apreciar que nada era como las fotos que había visto de él por Internet. El sitio estaba muy sucio, el lavabo compartido era una pocilga y la habitación a falta de ventana exterior tenía un tragaluz en la parte alta por el que entraba la claridad de las luces del pasillo que hacían imposible el poder dormir, genial...

A las pocas horas dejé el cutrehotel, apretando los dientes mientras pagaba, para dirigirme a la parada de metro.

Me sorprendió que con lo caótico que era todo en Bangkok, las colas para los transportes públicos se hacían por estricto y riguroso orden de llegada, igualito que en Barcelona vaya que se pegan tortas por subir al metro.


Una vez en el aeropuerto y tras gastar hasta el último bath en el duty free me esperaban 8 horitas de viaje de nuevo en el fabuloso A-380, parada en Dubai y otras 8 horitas hasta Barcelona.

Tailandia me había dejado un recuerdo imborrable, habían sido los mejores 22 días de mi vida, un viaje increíble, había sido el MEJOR VIAJE DE MI VIDA.



Día anterior