Castillo de St. Hilarion

Para este día día, nublado y medio lloviendo decidimos ir a la zona turca, pero no a las de las compras, sino coger el coche y adentrarnos un poco en este trozo de tierra ocupada por los turcos.

Tras pasar el control de pasaportes, y a unos 20 km del mismo, llegamos al St. Hilarion Castle.

Por el camino pasamos por varios campos de entrenamiento de los soldados, en el que especificaba que no se podían sacar fotos, pero una vez llegamos al castillo se seguían observando desde lo alto y  no había ninguna prohibición...

El Castillo de St. Hilarion fue originalmente un monasterio, y le pusieron este nombre supuestamente por el monje que eligió este lugar como su ermita.

Más tarde, fortificada por los bizantinos , se formó la defensa de la isla con los castillos de Buffavento y Kantara contra las incursiones de los piratas árabes en la costa.

El castillo sigue siendo uno de los mejor conservados de todos los castillos de los cruzados, principalmente gracias a la labor del Departamento de Antigüedades del Norte de Chipre.

Desde él se obtienen unas increíbles vistas de la costa norte de Chipre.

Tiene unas dimensiones bastantes grandes, y no está en una superfície plana, por lo que conforme íbamos subiendo y veíamos todo lo que nos faltaba todavía...ufff!!!

En una de sus torres había una especie de exposición con tres cuadros que ilustraban el castillo en su época.

En otra de las salas habían réplicas de las antiguas monedas del período Lusignan.

Seguimos adentrándonos por el interior del castillo, y yo me lo imaginaba en todo su esplendor con sus soldados y caballeros, los esclavos...

Conforme íbamos subiendo las vistas hacia la costa cada vez eran más impresionantes.

En la siguiente sala nos encontramos con las armas y escudos que fueron utilizados en aquella época.

Lo que más me gustó del castillo fueron dos pequeñas salas con representaciones de los habitantes del lugar.

En la primera una mujer preparando la comida en la cocina, uno de los sitios más importantes de los castillos,

y en la segunda los caballeros comiendo, esta era la sala donde se reunían los caballeros y soldados en el período Lusignan.

Siguiendo el mapa que nos habían dado en la entrada llegamos a la iglesia del castillo, de estilo bizantino.

Y un poco más allá la despensa, también recreada a la antigua usanza.

Seguimos subiendo  y subiendo el castillo, y observando sus múltiples salas y rincones.

La verdad que de todos los castillos que he visitado a lo largo de mi vida, que no son pocos, este es uno de los que más me han gustado y que mejor conservado he encontrado, así que tras la visita nos sentimos bantante satisfechos de haber elegido este lugar para pasar la mañana.

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