Playas de Pipa, Bahía dos Golfinhos y Praia do Amor

Día 4

Hoy por fin nos habíamos levantado con un día soleado.

El hotel era bastante cutrecillo a pesar del jacuzzi privado en el bungalow,

la piscina estaba llena de mierda y la limpieza en general brillaba por su ausencia, pero bueno que se le iba a hacer.

Después de desayunar dimos una vuelta por el hotel.

Luego teníamos la excursión al municipio de Tibau do Sul, a 90 km al sur de Natal, donde se localizaba una de las mayores atracciones de este litoral, Praia da Pipa, considerada una de las diez más bonitas de Brasil.

La teoría que mas se confía es que ese nombre tuvo su origen cuando los portugueses llegaron y vieron una roca que les pareció un barril. Barril en Portugal es Pipa.

Allí pudimos visitar la Ensenada de los Delfines, un santuario nativo de peces mamíferos en las ensenadas de la antigua Playa del Canto, donde se encontraba una de las playas más bellas, conocida como la Bahía dos Golfinhos (Delfines).

Aunque nosotras la verdad no vimos ningún golfinho..
De nuevo se juntaban las dunas y el mar, y el contraste me gustaba porque era totalmente diferente a todas las playas que había visto en otros viajes.

En Pipa, los primeros forasteros que allí llegaron, fueron los veraneantes que en el mes de enero acudían para bañarse en la playa o pasear en la orilla del mar. Las mujeres mayores venían en coche de buey. Las muchachas y los muchachos venían en caballos y las dependientes venían junto a los equipajes.

El desarrollo de la Playa de Pipa es muy reciente y se dio muy rápido. Y en las últimas décadas era universalmente conocida: por su pueblo, por la belleza de sus playas, por la pureza de sus aguas templadas y sus ensenadas...

Fuimos luego a comer al buffet libre donde nos llevaron, y la verdad que la comida estaba muy rica, pero algo me fastidió la comida. Tenía dos dedos rajados del día anterior en Maracajaú, pues bien los asientos del restaurante eran bancos de madera, y al levantarme la mala suerte que llevaba encima hizo que me tropezara con un tronco y me jodiera los tres dedos sanos que me quedaban del pie accidentado, " estupendo, ya tenía todo el pie sollado...."

Después de comer nos subimos en un trenecito que recorre Pipa para conocer sus calles.

El camino nos llevó hasta Praia do Amor (Playa del Amor), esta playa tenía ese nombre por su apariencia de corazón y también por el hecho que en esa playa se practicaba nudismo.

La Praia do Amor, es también la predilecta de los sufistas, por sus olas de grandes dimensiones.

De vuelta hacia el centro nos dejaron un rato para pasear antes de volver al bus. Aproveché para comprarme más ropa, y luego unas caipis en una terracita para refrescarnos, y brindábamos con nuestro grito: "Caipi caipi, CAIPIRINHAAAA!!!", qué risas nos pegábamos con los portugueses, y al final conseguimos que todo el autocar respondiera a la vez, jajajaja!!!

Otra noche más que esperaba encontrar mi maleta en el bungalow, y otra noche más que me iba a la cama sin saber nada de ella...




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