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martes, 15 de septiembre de 2015

Templos de Chiang Mai. Wat Phra Singh, Wat Chedi Luang, Wat Phan Tao, Wat Inthakin

Día 8

Los mosquitos estaban haciendo estragos en mi cuerpo, el día anterior me habían comido, incluso habiéndome echado el repelente, y para el día de hoy que lo quería dedicar a hacer un trekking por la montaña, de los muchos que se ofertan en todas las agencias de viajes de allí, pero tuve que cambiar el plan porque si me picaba un mosquito más me tendría que ir corriendo de urgencias. Digamos que tengo un poco de alergia a las picaduras y se me inflan de una manera exagerada.

Y como ya llevaba unos días hinchada no quise arriesgarme más así que muy a mi pesar cambié el plan y decidí alquilarme una bici para recorrerme mejor el interior de la muralla que rodea Chiang Mai.

Lo primero tras salir a la calle era buscar el desayuno, y para hoy me metí un rico arroz con cangrejo y huevo que me puso las pilas enseguida.

Dos calles más allá me encontré con un sitio donde alquilaban bicis, y por apenas 2 euros alquilé una para todo un día.


Había que dejar 1000 baths de fianza, que te devolvían el día de la entrega. Tras firmar unos papeles la señora me dio a elegir bici, y venga, a pedalear por la ciudad.

Al primer templo al que llegué fue el Wat Phra Singh, donde se encontraba la imagen más venerada de Buda.



El templo es de arquitectura lanna, y cada año durante el Songkran Festival pasean la estatua de Buda en una religiosa procesión durante la cual los espectadores la honran rociando agua sobre ella.

 En su interior me encontré a los monjes con sus actividades.

También allí había uno de ellos con el puñado de varillas que remojan en agua y el gran ovillo de algodón blanco, poniendo pulseras y echando bendiciones como el que había visto en el Doi Suthep. Así que me acerqué a él en busca de más bendiciones y del agüita fresquita de esas varillas.
En esta ocasión sí que me la puso el mismo, pero sin rozarme.


De este templo me llamó mucho la atención la cantidad de réplicas de monjes que tenían repartidos por todo el recinto.
La verdad no se de qué material estaban hechos pero tenían un realismo impresionante.

La construcción de Wat Phra Singh comenzó en 1345 cuando el rey Phayu lo construyó para albergar las cenizas de su padre, el rey Kham Fu.

Otros edificios se fueron añadiendo unos años más tarde y el complejo resultante se llamó Wat Phra Lichiang.


Cuando, en 1367, la estatua de Buda Phra Singh fue llevada al templo, este recibió su nombre actual.

Desde 1578 hasta 1774 gracias a los birmanos el templo fue abandonado quedando en estado grave. 
Cuando el rey Kawila asumió el trono como rey de Chiang Mai en 1782, el templo fue restaurado.

El Rey Kawila amplió la chedi y sucesores posteriores restauraron el Wihan Lai Kham y el elegante Ho Trai (biblioteca del templo).


Una maravilla de templo la verdad, no me cansaba de mirarlo desde todas sus perspectivas.

En su exterior se encuentra una escuela de budismo en la que encontré un montón de jóvenes vestidos de naranja dispuestos a practicar un poco su inglés y a conversar con extranjeros como yo.

 De nuevo en la bici pedaleando por la ciudad pasé por un colegio y me sorprendió que las clases se daban directamente en el patio, al aire libre.

El siguiente templo fue el Wat Chedi Luang.

 En una palabra, impresionante.



Antiguamente era la chedi más alta de Chiang Mai, y aquí era donde se albergaba el célebre Buda Esmeralda (Phra Kaew), ahora en Bangkok.

Aquí también habían réplicas perfectas de ancianos monjes.

 Y como no Budas, muchos Budas, como este Buda dorado reclinado,

o estos coloridos Budas sentados,

o un Buda fondón con cara de simpático y rasgos africanos...

 Por dentro igual que por fuera es impresionante.




En este templo, en su exterior, hay unas mesas redondas debajo de unos árboles donde se pueden mantener conversaciones con los monjes.
Yo me puse a hablar con uno que me explicó de primera mano como es la vida de un monje, y tuve oportunidad de aprender un montón acerca de este estilo de vida.



Después de varias horas de charla y meditación con el monje, agarré de nuevo la bici y  el siguiente templo fue el Wat Phan Tao.

 Este minúsculo templo de teca es más fotogénico que venerado.

Chiang Mai tiene tradición en  el tallado de madera, herencia de los artesanos birmanos, y los bosques colindantes aportaron dura madera de teca perfecta para residencias y templos.

El wí-hahn principal de este templo está hecho enteramente de paneles de esta madera, sustentados por 28 enormes pilares también de teca.



Unos mosaicos con espejos de colores decoran los tejados con nagas, y el diseño de un pavo real sobre un perro que adorna la fachada representa el año astrológico de su primer residente real.


Seguí pedaleando en busca de más templos y llegué a la plaza donde se encuentra el Three Kings Monument Square.

 Luego di con el Wat Inthakin, nombre más conocido por su famoso festival que por el propio templo.


 Se celebra a los 12 días de la luna menguante del sexto mees lunar y dura unos 8 días.

En el primer día del festival, que se llama Tam Bun Khan Dok, se hacen ofrendas de flores, velas e incienso. Hay actuaciones musicales, juegos de carnaval, y puestos de comida. 



No sé cuantas horas estuve dándole a la bici pero la verdad ya estaba un poco hasta las narices de ir esquivando coches y motos a toda ostia, el plan no era estresarse así que por lo que había costado echar el día con ella ya tenía suficiente y total al día siguiente ya me iba de allí, así que a volver a los pies como medio de transporte.


Para cenar me metí en un restaurante después de recorrerme todos los de la calle que hay justo enfrente de la Pha Thae, en la parte de fuera de la muralla, y me pedí como no un arroz con vegetales y huevo riquísimos!!


























Era la última noche en Chiang Mai, y con ella abandonaría al día siguiente el norte para dirigirme a la parte sur de Tailandia la que más ganas tenía, las PLAYAS.


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